El Amante De Janis Joplin by Elmer Mendoza

El Amante De Janis Joplin by Elmer Mendoza

autor:Elmer Mendoza
La lengua: es
Format: mobi
publicado: 2010-03-02T08:02:42+00:00


Catorce

Mira nomás, dijo el Comandante, Este es mi día de suerte. Encañonados, rodeados por los Dragones, los Palafox no pudieron evitar un ligero estremecimiento ante la severa mirada del oficial. Tres horas antes Mascareño había recibido un telefonazo del jefe de la policía de Navolato, Le informo que acabamos de recibir una denuncia anónima: en el mar acaban de rescatar un cuerpo, supuestamente se trata de un guerrillero al que apodaban El Chato; fue identificado por su pariente, David Valenzuela alias El Sandy, un sospechoso que llegó a Altata hace unos meses, fue él quien devolvió el cuerpo a los padres del difunto; el denunciante también agregó que David Valenzuela trabajaba como velador en la casa de un narco y que por las noches recorría los manglares en compañía de Rebeca Manzo, su cómplice: solicito instrucciones, Comandante. Al instante supo cómo corría el agua y eximió al policía: Déjalo de mi cuenta, Navolato. Franco, ordenó a su segundo: un hombre atlético, pelo castaño, corte fletap, Arráncate a Altata y hazme un levantamiento, sólo para averiguar qué saben y quién sabe. Tan pronto Franco dejó la oficina, Mascareño se echó un trago de Mélox, La puta que los parió, y se preparó para la búsqueda. Los Dragones fueron a la col Pop pero los vecinos, acostumbrados a dormir la cruda los sábados, nunca supieron responder con coherencia, no tenían idea de dónde podrían estar los Palafox; fueron a la santa Cruz pero estaba cerrada, investigaron en las funerarias y cero, en los panteones tampoco sabían: ningún Palafox había quedado por ahí. A las cuatro de la tarde, el Comandante supo dónde encontrarlos. El gerente de la funeraria de marras les explicó que una familia de fuereños había velado su muertito en el cobertizo donde embalsamaban y De ahí agarraron pa Culiacán. Mascareño reconoció a David de inmediato y se propuso aprenderlo sin violencia; si el viejo se ponía picudo lo metería en cintura, pero lo preferible era no llegar a las manos, en los últimos días la úlcera le lastimaba cada vez que se enojaba. Señores, los observó con calma, Necesitamos hablar, les pido que me acompañen, ¿Hablar de qué?, objetó Gregorio, Del entierro, ¿Qué tiene el entierro? No me diga que tenemos prohibido enterrar a nuestros muertos, Señor Palafox, no me grite, se lo estoy pidiendo de buena manera, su hijo era guerrillero y, ¿Eso es lo que quiere saber? Pues no batalle, para eso no necesita detenernos: ahí está mi hijo asesinado, Necesitamos saber otras cosas, ¿Quién necesita saber?, La justicia, La justicia su madre, Pues si a usted le importa madre a mí más, viejo pendejo, y rájale, lo mandó de un fuerte empellón sobre las flores; No se muevan, los Dragones cerraron el círculo, los ojos de Gregorio quemaban, No opongan resistencia, uno es el encargado de defender al pueblo pero da la casualidad de que el pinche pueblo no se deja, María se interpuso entre el judicial y su esposo: Es usted un animal, Mascareño le



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