Dos Sansones a los pies de Dalila by Mábel Montes

Dos Sansones a los pies de Dalila by Mábel Montes

autor:Mábel Montes [Mábel Montes]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántica
ISBN: 9788408175148
editor: Grupo Planeta
publicado: 2017-07-03T22:00:00+00:00


***

—¿¡Qué!? —exclama Pau cuando le cuento cómo terminó lo mío con Borja.

Estamos en la oficina, de pie, apoyados en el borde de nuestras respectivas mesas, tomándonos un café.

—Como te lo cuento.

—Pero ese tío todo lo que tiene de buenorro lo tiene de idiota. ¿Cómo ha podido pensar que precisamente tú estabas dispuesta a algo así? ¿Acaso no ha cruzado ni un par de palabras contigo? Joder... si se te ve a la legua que no aguantas ni que te soplen. No sé si atreverme a preguntarte qué le respondiste. —Encoge los hombros y arruga la cara, como para encajar el golpe.

—Digamos que al final se disculpó de forma forzosa. —Bebo un sorbo de café y lo miro por encima de la taza, esperando su reacción.

—¿Le pegaste? —pregunta, abriendo mucho los ojos.

—Todavía me duele la mano —contesto, sacudiéndola.

—¡Dios, Dios, Dios! ¡Le zurraste a un tío que se declaró dominante, en medio del Dolce Vitae! Hubiera pagado por verlo.

—Y yo por tenerlo grabado. Te juro que si tuviera que elegir entre el placer que me proporcionó el viernes, o el del domingo, me quedo con el último —bromeo.

—A ver si vas a ser tú también dominante.

—No, no siento ningún placer sexual en zurrar a gilipollas que me faltan al respeto, sólo satisfacción justiciera.

—¡Oye! Seguro que tienen cámaras de seguridad. Podríamos hacernos pasar por investigadores y pedirles las cintas, como en las pelis.

—No te flipes, Pau —le regaño, riéndome.

—Eres mi heroína —declara, haciéndome ojitos—. Por cómo te lo estás tomando, supongo que no estás demasiado afectada por tener que darle la patada a Borja, por muy bien que se lo montara.

—Me importa una mierda, la verdad. En conjunto ha sido un fin de semana muy interesante.

—¿Y lo que viene ahora...? —me plantea, haciendo referencia a la cita profesional que tengo en media hora con una pareja amiga de Sergio a los que estoy organizándoles la boda.

—¿Sabes?, me escribió el sábado —confieso, aunque no lo tenía planeado.

Durante estos meses, Pau y yo hemos forjado una gran amistad, pero hay cosas que todavía no le cuento.

—¿Qué? ¿Después de todo este tiempo? ¿Y qué quería?

—Hice que Sandra borrara el mensaje, no quiero volver a cometer los mismos errores entrando al trapo.

Omito que ella lo leyó, porque conociendo a este hombre, sé que la llamará para cotillear en cuanto yo me dé la vuelta.

—¿Qué? ¿Lo borraste sin leerlo? —pregunta histriónico, luego me mira a los ojos y lo que ve en ellos lo obliga a serenarse—. No, no, hiciste bien. Si quieres olvidarlo es lo mejor.

—Ya no recibiré más, he configurado el buzón para que todos sus futuros mails se vayan directamente a la papelera.

—Pero ¿eres consciente de que es muy posible que te lo encuentres en la boda?

—No lo sabemos. Es una boda íntima, quizá no esté. Y aunque estuviera... ni por ésas te dejo organizarla a ti —replico, forzando una sonrisa y deseando dejar de hablar de Sergio.

—Eres malvada, esa boda es un bombón; además, yo quiero ir a Beynac —se queja, haciendo un puchero. Se ha dado cuenta de que he cambiado de tema, pero me sigue la corriente.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.