Dios en el banquillo by C. S. Lewis

Dios en el banquillo by C. S. Lewis

autor:C. S. Lewis [Lewis, C. S.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Espiritualidad
editor: ePubLibre
publicado: 1978-12-31T16:00:00+00:00


VI. El gran milagro (1945)

En estos días se me pregunta con mucha frecuencia si no podríamos tener un cristianismo descortezado o, como dice la gente que pregunta, «liberado» de sus elementos milagrosos, un cristianismo del que se suprimieran esos elementos. Ahora bien, a mí me parece que la única religión del mundo, o al menos la única que yo conozco, con la que no se podría hacer algo semejante es, precisamente, el cristianismo. Si en una religión como el budismo quitamos los milagros atribuidos a Gautama Buda en algunas fuentes muy tardías, no se produciría pérdida alguna. En realidad, se las arreglaría mucho mejor sin ellos, porque en este caso los milagros contradicen en gran extremo la enseñanza. Incluso en el caso de una religión como el mahometismo, no alteraríamos nada esencial si suprimiéramos los milagros. Tendríamos un gran profeta predicando sus dogmas sin hacer ningún milagro, que son algo así como digresiones o como capiteles iluminados. Pero quizás no podamos hacer lo mismo con el cristianismo, pues la historia cristiana es, precisamente, la historia de un gran milagro.

El cristianismo afirma que algo que está más allá del espacio y el tiempo, que es increado y eterno, entró en la naturaleza, en la naturaleza humana, descendió a Su propio universo y ascendió de nuevo elevando la naturaleza con Él. Eso es un gran milagro. Si lo eliminamos, no dejamos nada específicamente cristiano. Habría, tal vez, muchas cosas humanas admirables que el cristianismo compartiría con otros sistemas del mundo, pero no habría nada específicamente cristiano. A la inversa, una vez que hemos aceptado ese gran milagro, vemos que todos los demás milagros cristianos bien comprobados (hay milagros cristianos mal comprobados, hay leyendas cristianas como las hay paganas o como hay modernas leyendas periodísticas), forman parte de él, que son una preparación suya o manifiestan o resultan de la Encarnación. De igual forma que los acontecimientos naturales manifiestan el carácter entero del universo natural en un punto particular y en un momento determinado, cada milagro manifiesta el carácter de la Encarnación.

Si alguien pregunta si el gran milagro del cristianismo es probable o improbable, no podremos aplicar, por supuesto, el tipo de probabilidad de Hume[43]. No podemos proponer una probabilidad basada en la estadística, según la cual cuántas más veces haya ocurrido una cosa, más probable es que vaya a ocurrir de nuevo (cuantas más veces suframos una indigestión por haber comido determinado alimento, tanto más probable es que suframos otra si lo comemos de nuevo). La Encarnación, ciertamente, no puede ser probable en este sentido. Por su propia naturaleza es algo que ha ocurrido sólo una vez. Pero también forma parte de la naturaleza de la historia de este mundo haber ocurrido sólo una vez, y la Encarnación, si ocurrió, es su principal capítulo. La Encarnación es improbable en el sentido en que lo es el conjunto de la naturaleza, porque existe una sola vez y ocurrirá en una única ocasión. Así pues, es preciso aplicarle un criterio diferente.

A mi juicio, esta es, de algún modo, la situación.



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