Dinos como sobrevivir a nuestra locura by Kenzaburo Oé

Dinos como sobrevivir a nuestra locura by Kenzaburo Oé

autor:Kenzaburo Oé
La lengua: es
Format: mobi, epub
publicado: 2009-10-19T22:00:00+00:00


[3], entrevé con toda la fuerza de una revelación la confusión entre el tiempo y el espacio— de que en la desesperación que lo invadía, mientras gritaba como un animal, se combinaban tres cosas diferentes:

a) Aún cuando convenciera a estos granujas de que no he venido a espiarlos, seguro que, por el puro placer y la excitación de hacerlo, me mandarían al estanque de los osos; no me cabe duda de que son muy capaces de hacer una cosa así.

b) O bien, enloquecido de rabia por haber invadido su territorio, el oso me devora o bien me heriré y entonces, demasiado débil para nadar, pereceré ahogado en esa agua sucia. Suponiendo que salga de ésta, me volveré loco unos segundos; si fue exactamente la locura lo que condujo a mi padre a llevar una vida de total reclusión hasta su muerte, ¿por qué, puesto que su sangre circula por mis venas, me habría de librar yo de ella?

c) Represento para Eeyore la única ventana que se abre al mundo exterior y que le permite aprehenderlo. Cuando, a causa de la locura, esta ventana no dé más que sobre un laberinto en ruinas, inevitablemente, se replegará hacia un estado de demencia aún más sombrío que ahora, aún más turbio; no será más que un animalito martirizado, y entonces desaparecerá para él toda posibilidad de recuperación. Lo que quiere decir que, ahora, hay dos seres que pueden ser aniquilados.

La complejidad de sus confusos sentimientos hizo que su mente se precipitara en una noche de rabia y aplastante dolor, un abismo de insondable profundidad hacia el que empezó a proferir abominables gritos abandonándose a la caída. Mientras caía a toda velocidad aullando, vio sus globos oculares completamente despegados de sus órbitas, y en la pupila, en el centro del círculo color castaño, no se vislumbraban más que el sufrimiento y el terror; ojos de animal. En medio del estrepitoso ruido que emitió el agua al saltar, mojado de asquerosas salpicaduras, el hombre gordo percibió cómo a su alrededor acudía la manada de osos blancos, sus recias pisadas, el rasgar de sus zarpazos... Pero se trataba de un pedrusco que alguien había lanzado desde lo alto, mientras que él todavía era balanceado por aquellos golfos. Ahora se convertía en un globo ocular gigantesco agarrado por aquellos brazos; la esfera, de color de cáscara de huevo, era el mundo donde había vivido en su totalidad su propia persona, y por el sutil castaño del círculo central desfilaba el carrusel del sufrimiento, del miedo, de la idiotez de los retrasados, que recordaban las irisaciones de una canica de cristal. El obeso sólo era un globo ocular; no estaba en situación de atormentarse por su hijo: ni siquiera era él mismo, tan sólo era un ojo, un enorme ojo amarillento, de ochenta kilos de peso... Ya había anochecido en el zoo cuando terminó el lento proceso que, del estado de globo ocular gigantesco, le devolvió a su condición real de fatuo hombre gordo. Un hedor insoportable que, como si fueran dedos sucios, creyó sentir que hurgaba en su pecho, le estaba torturando.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.