Descubriendo al Barón by Ellie St. Clair

Descubriendo al Barón by Ellie St. Clair

autor:Ellie St. Clair [St. Clair, Ellie]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2021-05-09T16:00:00+00:00


CAPÍTULO 14

Fue un largo día de espera.

El viaje de vuelta en el carruaje del día anterior había trascurrido casi en completo silencio. La tensión llenaba el aire, pues tanto Oliver como Venecia parecían darse cuenta de que las emociones que debían estarse produciendo entre ambos en realidad las compartían con otros. Alice tuvo la lucidez de mantener la boca cerrada, aunque Oliver se dio perfecta cuenta de que los miraba a ambos con curiosidad. Venecia se despidió con un tenue adiós, y Oliver decidió que, más pronto que tarde, debían mantener una conversación muy seria.

Pero antes tenía que hablar con Celeste.

Le había enviado una nota a su casa indicándole que acudiera a última hora de la tarde en lugar de durante el día. Si podían ser capaces de hacer los cálculos adecuados, también podrían hacer una búsqueda esa misma noche para tratar de encontrar algo, y trabajarían mucho más deprisa si ella anotaba sus observaciones conforme las hacía.

Le había contestado afirmativamente, y su intención inicial era trabajar durante todo el día hasta la llegada de Celeste.

Pero en vez de eso, se pasó casi todo el tiempo andando de acá para allá.

¿Qué iba a decirle a Celeste? ¿Acaso podía siquiera decirle algo? ¿Qué haría la familia de Venecia si rompía el compromiso? No podía saberlo. Pero lo que tampoco podía era seguir así. No era justo ni leal con nadie, y le hacía sentirse un auténtico indeseable.

Finalmente, escuchó llamar a la puerta, y corrió a sentarse en su escritorio como si hubiera estado trabajando todo el rato.

Sintió su presencia antes de que entrara, y aspiró su ligero aroma a jazmín. Pero antes de que pudiera siquiera mirarla a los ojos una bola de piel voló hacia él, se agarró a la pernera del pantalón y se esforzó por trepar pierna arriba.

—Hola chiquitín —saludó, inclinándose para tomar en brazos al cachorrito multicolor—. ¿Cómo va tu primer día de libertad?

—Agotador —dijo Celeste dejándose caer en el sillón frente a él—. Al menos para mí. Él no se cansa nunca, por lo que parece.

Oliver se rio y acarició al perrito, que levantaba la cabeza por debajo de su barbilla.

—¿Habías tenido alguna mascota antes? Preguntó sin mirarla.

—No —contestó con cierta tristeza—. No me quejo, pero la verdad es que siempre me había apetecido tenerla. Pero te aseguro que, de entrada, a mi madre no le pareció nada bien.

—Es comprensible —reflexionó—. Supongo que no le habrás dicho que, en última instancia, lo compraste con mi ayuda, ¿no?

—No —contestó, y él suspiró aliviado—. Pero Nicholas sí.

—¡Cómo no…! —murmuró. Frunció el ceño inmediatamente y miró a su alrededor—. ¿Dónde está tu doncella?

—Haciendo una pequeña visita a tu mayordomo, me puedo imaginar.

—Entiendo.

Celeste se encogió de hombros.

—Supongo que ha pensado que el cachorrito es carabina suficiente. Y también creo que se alegra de librarse de él por un rato.

—Muy bien —dijo mientras el perrito se contorsionaba en su regazo—. ¿Estás preparada para trabajar?

—Supongo que es mi obligación… tengo que pagar el perro, ¿no? —dijo levantando una ceja, y él sonrió divertido.



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