Desastres by Raúl Sohr

Desastres by Raúl Sohr

autor:Raúl Sohr [Raúl Sohr]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9789569545719
editor: 2017
publicado: 2017-12-06T16:00:00+00:00


Escala internacional de eventos nucleares

Fuente: Raúl Sohr, Chile a ciegas, Santiago, Debate, 2012.

La única fuente de información sobre el desastre fue la empresa Tokyo Electric Power Company (TEPCO), responsable de la operación de la planta. El instinto natural de todo gobierno es bajar el perfil de las desgracias. Las empresas nucleares no solo bajan el perfil, sino que pretenden negar lo que está a la vista de todos. Temen a la opinión pública que presiona a las autoridades políticas. Incluso en Chile, los partidarios de la energía nuclear en debates organizados en el Colegio de Ingenieros de Chile, en junio de 2011, señalaron que lo ocurrido en Japón era producto de catástrofes naturales, algo así como una causal de fuerza mayor que exime de responsabilidades a los humanos. En particular se señaló que el maremoto que afectó los generadores de los sistemas de enfriamiento era un fenómeno freak (atípico). No solo subió el mar, sino que la tierra se hundió, facilitando el ingreso de las aguas.

Los técnicos de TEPCO tardaron nueve meses para estabilizar los reactores de Fukushima; esto es, restablecer los sistemas de enfriamiento y asegurar el cese de las emisiones radiactivas. Es lo que en el ámbito industrial llaman el «cierre frío». Pero el desmantelamiento y la limpieza de la planta y sus alrededores podrían tardar entre diez y treinta años. Según expertos de la empresa Hitachi, tardarán tres décadas para devolver a la región su condición de «campo verde», que consiste en reducir la radiactividad a niveles tolerables. Según algunas estimaciones, este trabajo puede resultar tan caro como la propia construcción de las plantas.

La producción de elementos como el uranio enriquecido y el plutonio, junto a otros, que no existen en estado natural, no son controlables si salen de sus ámbitos de encierro. Se dispersan y, como es sabido, es imposible limpiar la atmósfera. Todo producto generado por el hombre debe estar sujeto a un principio precautorio. Es inaceptable, por ejemplo, la comercialización de un remedio antes de tener certeza de que no causará efectos secundarios nocivos. Quien desee utilizar materiales u organismos nuevos debe demostrar, más allá de toda duda razonable, que no provocarán daños a las personas o al medio ambiente. Y que si llegase a dispersarse, por alguna causa, se le puede contener. Como esa garantía elemental no puede ser extendida por los ingenieros que diseñan los reactores, es una imprudencia operar con minerales que tardan milenios en perder su radiactividad. Aún no ha sido descubierta una forma segura para deshacerse de los desechos nucleares que representan una amenaza latente para la salud humana.

Pese a la seriedad de la amenaza los japoneses, golpeados por el terremoto y el tsunami que cobró la vida de diecinueve mil personas, reaccionaron con un civismo admirable. A la inversa de lo ocurrido en Nueva Orleans con el huracán Katrina, no colapsó el orden social. Los servicios de emergencia e ingenieros no vacilaron en ingresar a la zona de exclusión y colaborar en las tareas de control de los malogrados reactores.



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