Defectos perfectos by Chenoa

Defectos perfectos by Chenoa

autor:Chenoa [Chenoa]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Memorias
editor: ePubLibre
publicado: 2016-12-31T16:00:00+00:00


VIII

MUERTE Y RESURRECCIÓN

Tras aquel tropezón artístico y emocional, termina mi contrato con Universal y yo decido que se acabó: ya no pienso cantar más. Le dije a mi hermano que cerrara la oficina. Ya no servía como artista. Ese mundo era una mierda y yo no estaba dispuesta a seguir participando de aquello. Mi relación con Luis se terminó, como era normal. No era capaz de estar bien conmigo misma, cómo lo iba a estar con mi pareja. No fue nada traumático, con él era imposible acabar mal. Hoy en día sigue siendo una de las personas más importante de mi vida, una de esas personas que sabe cómo estoy solamente con escucharme a través del teléfono. Soy muy afortunada por haberle tenido como pareja y porque siga formando parte de mi entorno.

Sebas, mi hermano, estaba muy preocupado por mi estado de ánimo, intentaba razonar conmigo, pero yo no era capaz de escucharlo; ni a él ni a nadie. Siempre he sido tozuda, pero la tristeza me endurecía aún más. Yo solo quería ser jardinera, o pintar cuadros o pintar paredes. Me daba igual. Todo me daba igual. Estaba artísticamente muerta. Sentirte expuesta constantemente a la vista de un país entero es muy duro, algo que quien no lo sufre no puede ni imaginar. Si, al menos, te compensa profesionalmente, es soportable, pero este último varapalo me había hundido. Aquello no valía la pena. Yo quería salir a la calle tranquilamente, tomarme un café sin diez cámaras en mis morros. Y ya no sabía cantar. O eso pensaba.

Sabía que, mientras yo me hundía en mi propia mierda, mi hermano viajaba mucho y, aunque intuía que tramaba algo, no tenía ganas ni energía para investigar ni para preguntarle. En una de sus tantas visitas para intentar animarme, Sebas empezó a hablarme de posibles proyectos y yo me cerré en banda.

—Hermano, no sé qué vas a hacer tú, pero yo me voy a fregar los platos, no me agobies.

Sí, tenía lavaplatos, pero es que a mí limpiar me calma. Cada uno con sus manías. Mi hermano me persiguió hasta la cocina y, contra mi voluntad, me hizo escuchar un tema que puso a todo volumen en el equipo de música. Se llamaba «Arrested».

Hay momentos en la vida que uno no puede, ni debe, olvidar. La resurrección es uno de ellos. Cuando escuché aquello que salía de los altavoces de mi salón, empecé a llorar desconsoladamente. Qué engañada estaba cuando pensaba que yo podía vivir sin música. Los artistas necesitamos crear como el aire que respiramos. Se me cayeron los lagrimones sobre los platos y el Fairy, y mi hermano supo que lo había conseguido. Qué listo es y cómo me conoce. Sentía, luego existía.

—Sebas, esta canción la tengo que grabar yo.

—Sí, hermanita, y ya que estamos, te grabas otras catorce que tengo por aquí.

Le estoy sumamente agradecida a mi hermano, por aquello y por tantas cosas. Principalmente por protegerme constantemente, a veces incluso de mí misma. Siempre nos hemos querido muchísimo, lo cual no quita que nos arreáramos de lo lindo cuando éramos pequeños y no tan pequeños.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.