De golpes y goles by Jaime Pulgar Vidal
autor:Jaime Pulgar Vidal [Vidal, Jaime Pulgar]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas
publicado: 2018-05-15T05:00:00+00:00
CAPÍTULO 15
Las selecciones “nacionales”
Como ya se ha visto, aquellos combinados que empezaron a formarse a partir del año 1911 para enfrentar a escuadras de marineros ingleses de barcos surtos en el Callao fueron consideradas las primeras selecciones. Sin embargo, no surgían de una convocatoria oficial y tampoco procedían de todo el ámbito del país, lo que las habría podido convertir en nacionales. Sus integrantes actuaban en equipos de Lima y el Callao. Poco a poco, no obstante, los equipos convocados en Lima y en el Callao fueran conocidos como selecciones nacionales.
A ello contribuyeron los periodistas de El Comercio y La Prensa, que, en primer lugar, comenzaron a llamar selecciones nacionales a esos equipos; en segundo, les empezaron a atribuir características de lo que debía ser lo nacional, en este caso, lo limeño-urbano. No había mención del fútbol de otras ciudades de la costa peruana, y mucho menos del que se jugaba en la sierra o en la selva. De otro lado, las características de lo nacional tenían que ver con aquel hombre disciplinado, ordenado y moralmente intachable, entre cuyas actividades podían estar la de estudiante, la de empleado o la de obrero. En tercer lugar, y en esto ya nada tenían que ver los diarios: el fútbol fue vinculado con lo nacional cada vez que se programaba un partido entre una “selección nacional” y un equipo de extranjeros como parte de las celebraciones por Fiestas Patrias.
Justamente, en julio de 1924 se programó un partido entre un combinado de Lima y el Callao y uno de marineros ingleses. Días antes de ese partido, El Comercio, refiriéndose a un encuentro entre equipos bancarios, llamó la atención sobre uno de los mayores defectos del futbolista local y, por ende, del futuro hombre peruano: el egoísmo. “Los delanteros no deben quedarse con la bola sino el tiempo indispensable para pasarla al compañero y no esperar que vengan los contrarios para entonces pensar en cabrear o patear la bola y por esto es que recomendamos a la línea delantera del Banco más rapidez y menos egoísmo de otra manera perderá irremediablemente” ( El Comercio, 1924).
Pero la nota no solo hace referencia a un partido de fútbol. El egoísmo no debe ser parte constitutiva de un equipo de fútbol local ni de un combinado nacional, y, por lo tanto, tampoco debe ser parte constitutiva de lo nacional. En ese sentido, El Comercio siempre tuvo palabras de elogio para un jugador que hizo del fútbol un deporte colectivo:
Carbajo, el veterano jugador del Atlético Chalaco, que anteayer revivió sus estupendas tardes, cuando todavía se jugaba en el campo de Santa Beatriz convirtiéndose en el mejor hombre de su equipo, organiza rápidamente su ataque y distribuyendo el juego como un maestro lleva al arco contrario decididos ataques que al fin, culminaron el éxito ( El Comercio, 1924).
Esto se ve más claramente cuando la Federación debe convocar a la primera selección nacional oficial, que tenía la misión de representar a nuestro país en el Sudamericano que se iba a realizar en Buenos Aires en octubre de 1924.
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