Cumpliendo su destino by Stephanie Laurens

autor:Stephanie Laurens [Laurens, Stephanie]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2014-01-01T00:00:00+00:00

* * *

Poco a poco se instalaron en el hotel, que demostró ser todo lo confortable que Rose se había imaginado que sería.

Los niños tenían cada uno su cama en un dormitorio más pequeño y, al igual que en el barco, se quedaron dormidos en cuanto se acostaron.

Rose cerró la puerta despacio, cruzó el salón y se retiró con Thomas al dormitorio más grande.

Se desnudaron, él a un lado de la gran cama y ella al otro. Con el camisón puesto, ella se acercó al tocador y tomó el cepillo. Mientras se cepillaba los cabellos sonrió para sí misma, pues aún esperaba que el suelo se balanceara.

Dejó a un lado el cepillo, se volvió y descubrió que Thomas ya estaba en la cama, las mantas subidas a la altura del pecho, los brazos detrás de la nuca, la mirada, firme y algo pensativa, puesta en ella.

Con una tímida sonrisa, Rose se acercó a la cama, bajó la luz de la lámpara que ardía en la mesita de noche y se metió bajo las mantas.

Al volverse hacia él, Thomas abrió los brazos y la rodeó con ellos mientras Rose se acomodaba contra su cuerpo. Alzó el rostro y sus labios se encontraron y, juntos, se zambulleron en la siempre viva felicidad del beso, aunque… en esa ocasión la resistencia subyacente que había sentido desde el principio se intensificó.

Se hizo más manifiesta.

Cuando ella intentó pegarse a él, Thomas se apartó, y la mantuvo apartada. Sus piernas estaban entrelazadas, sus cuerpos en contacto, sus brazos abrazándose el uno al otro, pero de repente se abrió una brecha entre ambos.

Él la miró a los ojos. Incluso en la penumbra ella sentía el peso de su mirada. Thomas respiró hondo.

—Tenemos que hablar de esto —hizo una pausa, buscando su mirada—. Te deseo, eso ya lo sabes. Pero… —Su mirada se apaciguó—, yo no tengo ningún futuro, ninguna certeza que ofrecerte —le apartó un mechón de cabellos de la mejilla y le tomó el rostro con la mano ahuecada—. Por mí te prometería la luna y las estrellas, un futuro juntos, una vida juntos, pero no puedo. Simplemente no puedo. No sé qué me tendrá preparado el destino… ¿y si te quedas embarazada?

Algo dentro de ella dio un brinco, su corazón se expandió, pero, al mismo tiempo sintió una opresión, y luego una oleada de emoción, de determinación y voluntad que la sostuvo y la calmó. Que la acogió y la fortaleció. Rose le sostuvo la mirada antes de tomarle el rostro con ambas manos, obligándolo a mirarlo a ella.

—Quiero que entiendas una cosa —habló lentamente, dejando que la determinación se trasluciera en su voz—. Me da igual —hizo una pausa para que cada palabra pudiera alcanzar a Thomas, para que él las asimilara—. Lo único que me importa es nosotros, esto, lo que ha surgido entre los dos —respiró hondo, preparándose para la admisión—. No sé adónde nos conducirá esto, pero estoy dispuesta a seguir adelante y descubrirlo, y aprovechar al máximo lo que venga.

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