Conciencia muerta: Los cachorros de Caracortada (Spanish Edition) by Estefanía Jiménez

Conciencia muerta: Los cachorros de Caracortada (Spanish Edition) by Estefanía Jiménez

autor:Estefanía Jiménez [Jiménez, Estefanía]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2023-05-06T03:00:00+00:00


***

Ken dejó caer el cuaderno sobre la mesa y su mirada se quedó perdida en las plantas del jardín, que se agitaban por la brisa.

Recordaba aquella sesión de cine como si hubiera ocurrido el día anterior. ¡Qué felices se sintieron aquel día! Todo era tan emocionante, tan nuevo y especial en sus ojos de niños. Porque, a pesar de lo mucho que se esforzó, St Mary nunca logró arrebatarles del todo esa mirada infantil.

Ken sonrió al recordar cómo le gustaba Robin Hood a Jayden. Podía imaginarlo a la perfección, sin siquiera cerrar los ojos, en ese horrible patio de grava que era el único respiro para los niños del orfanato. Un héroe del pueblo asaltando a Emily con un palo curvo a modo de arco. Volvió a mirar el cuaderno y suspiró. Esa podía haber sido su vida, ¿no? Ernest... Fue culpa suya que Jayden y él se separaran. De repente, Ken sintió un pinchazo en la cabeza y cerró los ojos con un siseo de dolor. Ese hilo de pensamiento hacía que las brumas regresaran y no quería que eso ocurriera. Quería recordar, volver a ser él mismo. No, mejor dejar aparcado ese recuerdo por el momento. Demasiada confusión.

Se puso en pie y solo entonces se dio cuenta de que tenía la vista borrosa por las lágrimas. Aspiró una larga bocanada y el aire le supo a jazmín, a sol y tierra mojada. Era un bonito jardín, como el resto de la casa, una pequeña reliquia colonial en el recién restaurado barrio de Society Hill, uno de los lugares más pintorescos de Filadelfia. Tan diferente de aquel otro jardín que de nuevo se había colado en su mente.

Pensó una vez más en St Mary, en esa primera impresión escalofriante cuando él y Jayden llegaron allí el primer día. Los bonitos jardines absolutamente prohibidos para los niños, destinados solo a ser contemplados desde la ventana de su dormitorio. La ventana… Había algo horrible relacionado con esa ventana, una pérdida, más dolor...

Sacudió la cabeza para alejar la sensación y se giró de nuevo para mirar las letras escritas en el diario. El pulso de su hermano había sido firme y decidido al escribir esas líneas. Nada parecía indicar que aquellas fueran las palabras de un demente.

—¿Qué te llevó hasta Byberry, Jayden? —suspiró.

Ken sintió un escalofrío. Jayden había sido acusado de matar a su padre adoptivo. Matar… Ya lo había hecho antes, ¿no? Él siempre lo supo. Jamás podría olvidar la cabeza de Roger Daniels aplastada contra las baldosas de arabescos. Y esos desgraciados animales que caían en sus manos… ¡El pobre Moran!

—¿Qué hiciste, Jay?

—¿Tú también?

Ken dio un respingo al escuchar aquello. Se giró tan deprisa que sufrió un mareo y tuvo que sujetarse a la mesa para no caerse. Detrás de él no había nadie. Miró a un lado y otro con los ojos como platos y la respiración acelerada, solo para comprobar que seguía estando solo en el jardín de Brenda. Sin embargo, las palabras aún vibraban en sus oídos con un timbre de frustración y decepción.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.