Comprometer a un Vizconde by Nieves Hidalgo

Comprometer a un Vizconde by Nieves Hidalgo

autor:Nieves Hidalgo [Hidalgo, Nieves]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Intriga, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-02-10T00:00:00+00:00


* * *

La librería Imagine era propiedad de Selena Barret, una mujer de unos cuarenta y cinco años que, tras enviudar, había decidido trasladar su negocio desde York a la capital del reino. Decían de ella que hablaba cuatro idiomas y era capaz de satisfacer las exigencias literarias de cualquier cliente, fueran las que fuesen. Empezaba a hacerse con un nombre entre la aristocracia y no era extraño encontrarse a duques o condes deambulando por la inmensa librería, donde igual se podían adquirir revistas de moda, los últimos ejemplares de autores franceses o tratados de leyes alemanes y novelas rusas.

Lorraine la estaba aguardando ya en uno de los tres saloncitos acondicionados al fondo del local, con el fin de que el cliente que quisiera pudiese echar un vistazo a las últimas novedades antes de decidir su compra.

—Mira si hay alguna revista que te interese, Caroline, luego te la compraré —aconsejó Xandra antes de dirigirse hacia su amiga.

La baronesa Grems dejó el libro que estaba hojeando tan pronto la vio entrar.

—¿Un té?

Negó la muchacha con un gesto, tomó asiento y dio una ojeada a la sala. Mullidos sillones verde oliva con franjas blancas, paredes forradas de un tono más claro, pesadas cortinas abiertas y sujetas por cordones blancos, un par de aparadores de caoba al igual que la mesita en la que se hallaba un magnífico juego de porcelana pintada a mano… Le parecía un lujo excesivo para una librería, pero le agradaba el lugar.

—La señora Barret sabe cómo tratar a sus clientes.

—Las atenciones y el boato de la decoración van incluidos en sus elevados precios. No sabía que te gustaran los perros.

—Me lo han regalado esta misma mañana. ¿No es un amor?

—Lo es, pero creo que se está comiendo tu bolso.

—Sí, parece que le ha tomado el gusto.

—Bien, cuenta. ¿Qué paso anteanoche?

Xandra hizo una mueca y se encogió de hombros.

—Hice lo que acordamos. Bailé con algunos caballeros y tu hermano no aparecía por ninguna parte… hasta que le concedí una pieza a Horace Haggard.

—No me acaba de agradar lord Lockwood.

—Resulta un poco pesado, pero no es mala persona.

—Cuando le saludamos me pareció que te miraba con bastante interés.

—Lo contrario de lo que hace tu hermano, que se limitó a largar al hijo de lord Benson con modales de patán para bailar conmigo, y hasta se enfrentó a mi primo Cameron cuando se acercó a reclamar su pieza —declaró mientras intentaba poner el bolso a salvo de los dientecillos de Topaz.

—Diría yo que nuestro plan está funcionando.

—¿Por qué Remington parece estar siempre de malhumor?

—¿Te has parado a pensar que, por lo que me cuentas, podía estar celoso?

—¿Lo crees? —preguntó Xandra, esperanzada—. ¿Te parece que ya es momento de volver a hablarle y…?

—Frena, cariño. Y ten paciencia, hazme caso.

—¿Cómo se escribe? —refunfuñó haciendo reír a la baronesa.

—Busquemos algún libro interesante, me gustaría llevarme El castillo de Otranto, de Horace Walpole. Intentaré preparar otro encuentro entre vosotros muy pronto.

—¿Lo prometes?

—Solo espero que Rem no me corte la cabeza si sospecha que estoy haciendo de celestina.



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