Como celebrar San Valentín… (Y no enamorarse en el intento) by Elvira Ashton

Como celebrar San Valentín… (Y no enamorarse en el intento) by Elvira Ashton

autor:Elvira Ashton
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico, Relato
publicado: 2015-12-11T23:00:00+00:00


Por un momento, Max no lo podía creer. Cuando había visto la puerta de su habitación abierta, había pensado que la camarera encargada de la limpieza la estaba arreglando, porque su cuarto siempre estaba perfecto, y nunca veía allí a la mujer.

Pero lo que vio le dejó impactado.

Reina con el pelo alborotado, tumbada boca abajo sobre su cama, riendo y saltando mientras lanzaba ropa de cama al suelo.

Y un rayo de deseo le llegó directamente a la entrepierna. La quería así para él. A esta Reina desinhibida, alegre y guerrera, y a la otra seria, formal y desconfiada. En su cama, sólo para él.

-Reina creo que es hora de parar.

La voz de Justin le sacó de su visión, y al parecer a Reina también.

-¡Dios Justin! Tenemos que arreglar esto antes de que vuelva…

-¿Yo? -preguntó Max, entrando en la habitación, llenándola por completo con su presencia, sudado por la carrera y más sexy que nunca con aquella ropa manchada por el ejercicio.

Y Reina no se podía mover de aquella cama. Le deseaba.

Él alzó una ceja arrogante, desafiándola a hablar. Reina se incorporó azorada de la cama y miró a Justin. Le deseaba, pero la había hecho buena, y ahora le había perdido. Y ella sí que estaba perdida.

Justin le hizo un gesto instándola a hablar con Max, pero ella estaba paralizada. De vergüenza, de miedo y de deseo.

-Basta. -dijo Max, y Reina y Justin le miraron.

-Lo siento, no tengo palabras…

-Ha sido idea mía…

Los dos hablaron a la vez.

Max se habría reído al sentirse como un padre delante de sus dos traviesos hijos, de no ser porque la deseaba más que a nada en toda su vida.

-Justin sal, por favor.

Justin miró a Reina antes de salir, y no les dejó a solas hasta que ella se lo permitió con la mirada.

Max cerró la puerta al salir Justin y se pasó una mano por el pelo mojada de sudor. Luego la miró.

Reina parecía un reo a punto de enfrentarse a un batallón de fusilamiento, con orgullo, por supuesto.

-Algún día me tenéis que enseñar cómo hablar con la mirada. -le dijo en tono irónico.

-¿Qué? -preguntó ella, y se puso un mechón de pelo corto detrás de la oreja.

Y Max quiso hacerle el amor así, sólo tocándole el pelo mientras entraba en su interior.

-No culpes a Justin, al fin y al cabo yo soy la propietaria. Si nos quieres denunciar…

-Reina. -Max se acercó a ella y Reina retrocedió. Él se detuvo.

-¿Por qué has venido, Reina? Quiero la verdad.

Reina suspiró. Ella también quería la verdad. Pero la vida no era tan sencilla. Se la dijo a medias.

-Quería conocerte.

Entonces Max volvió a acercarse, y esta vez ella no se apartó.

-¿Y qué has descubierto?

Reina se encogió de hombros.

-Eres muy ordenado…

Max casi quiso reírse, pero si lo hacía ella se alejaría otra vez.

En cambio la cogió poniendo su mano derecha en su cara.

-Estoy aquí Reina, conóceme.

Y esta vez fue Reina la que le besó. Max la dejó hacer mientras sólo sus bocas y su mano sobre la cara de ella estaban en contacto.



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