Cartas a Louise Colet by Gustave Flaubert

Cartas a Louise Colet by Gustave Flaubert

autor:Gustave Flaubert [Flaubert, Gustave]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Memorias, Crítica y teoría literaria, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 1975-12-31T16:00:00+00:00


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[Croisset]. Medianoche del domingo [27-28 de junio de 1852].

[…] Aún estoy bajo la impresión de la visita de Musset, y siento curiosidad por ver el final de la historia. ¡No se puede ser más patán de lo que él ha sido! Es a la vez caduco e innoble. ¡Y estos tipos pretenden tener buenos modales y caballerosidad!

Te encarezco a que no te adelantes a recordarle su promesa. Resérvate el derecho de despreciarle radicalmente.

En medio de la impresión penosa que me ha causado esta historia, ha surgido un consuelo. Es la idea de que nada bueno sale de esa vida estúpida. Si, aun llevándola, hiciese buenas obras; si, preocupado por tantas miserias, siguiera siendo grande en cuanto poeta, a pesar de todo, ahí estaría para nosotros el fastidio objetivo. Pero no, ¡nada más! Su genio, como el duque de Gloucester, se ha ahogado en un tonel, y, convertido ahora en un viejo harapo, se deshila de podredumbre. El alcohol no conserva los cerebros como hace con los fetos.

No dejo de persistir en mi opinión relativa al Asno de oro, a pesar del juicio del Filósofo y del de Musset. Peor para esos señores si no lo comprenden, y mejor para mí si me equivoco. Pero si hay una verdad artística en el mundo, es que ese libro es una obra maestra. A mí me da vértigo y me deslumbra. La naturaleza por sí misma, el paisaje, el lado pintoresco de las cosas son tratados ahí a la moderna, y con un hálito a la vez antiguo y cristiano que pasa por en medio. Huele a incienso y a orina, la bestialidad casa con el misticismo. Aún estamos muy lejos de eso, nosotros, en cuanto a husmo moral, lo que me hace creer que la literatura francesa aún es joven. A Musset le gusta el humor picante. Pues bien, a mí no. Huele a ingeniosidad (¡que execro en arte!). Las obras maestras son tontas, tienen una expresión tranquila, como los propios productos de la naturaleza, como los grandes animales y las montañas. Me gusta la suciedad, sí, y cuando es lírica, como en Rabelais, que no es en absoluto hombre de humor verde. Pero lo verde es francés. Para agradar al gusto francés hay que esconder casi la poesía, como se hace con las píldoras, dentro de un polvo incoloro, y hacérsela tragar sin que se dé cuenta. […]



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