Carrie by Stephen King

Carrie by Stephen King

autor:Stephen King
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Fantástico, Terror
editor: Plaza & Janés
publicado: 1974-04-05T04:00:00+00:00


LOS ALUMNOS DEL ÚLTIMO CURSO PRESENTAN EL BAILE DE GALA 1979

27 de mayo de 1979

Música a cargo de la Orquesta de Billy Bosnan y de Josie y sus Lunáticos

ESPECTÁCULO

Cabaret

Piruetas con bastón ejecutadas por Sandra Stenchfield

500 millas

El limonero

Mr. Tambourine Man

Canciones folklóricas a cargo de John Swithen y Maureen-Cowan

La calle donde vives

Gotas de lluvia sobre mi cabeza

Puente sobre aguas turbulentas

Coro de la escuela

PROFESORES INVITADOS

Mr. Stephens, Miss Geer, Mr. y Mrs. Lublin y Miss Desjardin.

Coronación a las 10 P.M.

Recuerda que es TU fiesta.

¡Contribuye a hacerla digna de recordar!

Cuando la invitó por tercera vez, Carrie tuvo que confesar que no sabía bailar. No añadió que ahora que la orquesta de rock se había hecho cargo de la música por la media hora siguiente, se sintiera fuera de lugar girando por la pista,

(y cometiendo un pecado)

sí, cometiendo un pecado.

Tommy hizo un gesto de asentimiento y sonrió. Se inclinó hacia ella y le dijo que detestaba bailar. ¿Le gustaría dar una vuelta para saludar a los que estaban en las otras mesas? Sintió una turbación que subía rápidamente por su garganta, pero aceptó con una inclinación de cabeza. SI, sería una buena idea. Él se encargaba de ella. Ella debería encargarse de él (incluso si él realmente no lo esperaba); era parte del trato. Y se sintió envuelta por la magia de la fiesta. Y, repentinamente, tuvo la esperanza de que nadie estiraría un pie a su paso ni le pegaría disimuladamente en la espalda un cartel que dijera «patee fuerte», que nadie le lanzaría un chorro de agua la cara desde un clavel para luego retroceder corriendo mientras se escuchaban las carcajadas y los silbidos de los demás.

Y, si había magia, no era divina, sino pagana. (Mamá no puedo seguir cosida a tus faldas, he crecido) Y así era como ella quería que fuese. —Mira — le dijo Tommy cuando se levantaba.

Dos o tres de los alumnos deslizaban los tronos del rey y de la reina desde las bambalinas, mientras Mr. Lavoie, el encargado, hacía gestos para indicarles el lugar exacto previamente señalado sobre el escenario, Carrie pensó que los tronos parecían sacados de algún castillo del rey Arturo; estaban forrados en un blanco deslumbrante y sembrados de flores naturales y adornados con unas enormes banderas de papel crepé. —Soy muy bonitos —comentó Carrie.

—Tú eres muy bonita —dijo Tommy, y ella tuvo la seguridad de que esa noche no le podía ocurrir nada malo… Quizás incluso los eligieran rey y reina del baile. Una idea disparatada, pensó, y sonrió.

Eran las nueve.

—¿Carrie? —preguntó una voz ligeramente indecisa.

Había estado tan absorta contemplando la orquesta, la pista de baile y las otras mesas, que no había visto acercarse a nadie. Tommy había ido a buscar unos vasos de ponche.

Se volvió y vio a Miss Desjardin. Durante un momento sólo se miraron y el recuerdo recorrió el espacio que las separaba, se comunicaron

(me vio desnuda me vio desnuda gritando cubierta de sangre)

sin palabras ni pensamientos. Todo estaba en los ojos.

Luego, Carrie finalmente dijo:

—Está usted muy atractiva, Miss Desjardin.

Era cierto.



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