Caos absoluto by Armando Rodera

Caos absoluto by Armando Rodera

autor:Armando Rodera [Rodera, Armando]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2013-08-14T16:00:00+00:00


Mónica se frotó los ojos, atónita. ¿Qué era aquello? Su mente no estaba muy lúcida en esos precisos momentos, pero aquel post incendiario parecía arengar a las masas en pos de una supuesta rebelión aparentemente no pacífica. Pero ¿a qué se refería exactamente con sus amenazas veladas y sus afirmaciones confusas?

Releyó el texto, todavía anonadada. No sabía si se encontraba ante un flipado de los que solían pulular por Internet, o allí había algo más escondido. Todavía no era licenciada en periodismo, así que cualquier profesional del sector se reiría de ella. Pero en esos momentos sería capaz de admitir ante un tribunal que aquel blog escondía hechos realmente fuera de lo común. No sabía si como estudiante de Ciencias de la Información podría admitirlo, pero hubiera jurado que su instinto de periodista se rebelaba, avisándole de una noticia que no podía dejar escapar.

Todavía nadie había dejado un comentario a aquel loco, tampoco importaba. Quizás ese hombre había aprovechado el tirón de un hashtag muy llamativo, usándolo en beneficio propio a la hora de captar seguidores en su blog. En la Red había páginas web y bitácoras de todo tipo, por lo que no podría extrañarle. Pero el tono de aquel post le había puesto los pelos de punta. El bloguero, —⁠Mónica no se lo había planteado, pero estaba segura de que era un hombre⁠—, sabía lo que decía y cómo quería decirlo. En un tono mesurado pero firme, no exento de calidad literaria, buscaba levantar a esa masa adormilada que vegetaba en el mundo. No creía que pudiera conseguirlo pero…

Para averiguar más sobre el extraño ejecutivo, si es que realmente el dueño de ese blog lo había sido, debía leer las entradas anteriores. No eran muchas, y sin embargo Mónica se sintió desfallecer. Eran las 5:30 de la mañana y tenía clase a las 10. Quizás podía saltarse la clase del pelmazo de Torres, le daba un poco igual. De todos modos asumió que no podría dormir demasiado después de su descubrimiento.

Decidió entonces revisar solo la anterior entrada, mencionada al principio del post recién leído. Se titulaba «Paradojas del destino» y enseguida le llamó la atención. Pudo colegir que ambos artículos habían sido escritos por la misma persona, aunque quizás su estado de ánimo había variado un poco. Y sí el primer post activó sus alertas, el siguiente que leyó, anterior en el tiempo, encendió las sirenas a toda potencia. ¿El bloguero admitía que había asesinado a alguien? No, no podía ser cierto…

El tono de los comentarios vertidos por sus seguidores en aquella entrada calmó brevemente a Mónica. El tío solo jugaba con las palabras en un ejercicio retórico que había cautivado aparentemente a los internautas más inocentes. Aunque un runrún empezó a reconcomerle el cerebro, medio nublado ante el cansancio acumulado.

Mónica prefirió apagar el ordenador y reflexionar tumbada en su cama. Recordó frases inconexas de las dos entradas leídas, intentado encontrar la relación entre ambos posts. Parecían seguir una secuencia, como si el autor avisara de una acción



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