Cambio de amigos by Pedro Sorela

Cambio de amigos by Pedro Sorela

autor:Pedro Sorela [Pedro Sorela]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela. Juvenil.
publicado: 2005-02-01T00:00:00+00:00


16. Cómo hacer pellas en Madrid

Un día fue ella la que me alcanzó a mí cuando yo miraba en la tienda de jamones. Sentí una cosa rara y era alguien que me tiraba del pelo, por atrás, pero muy suave, más caricia que tirón. Me volví y le sonreí.

—No te acuerdas, ¿verdad? —me preguntó Paloma. Ella también sonreía.

La miré sin entender. ¿De qué me tenía que acordar?

—Tú me tirabas a mí de la trenza cuando éramos pequeños. Antes de que os fueseis a Barcelona.

Entonces sentí algo muy raro. De golpe recordé a una niña con una trenza y ojos negros que no se estaban quietos ni un segundo, como si estuviesen bailando. Y en efecto, en el recuerdo podía reconocer a Paloma. Encajaba. Más pequeña, pero igual.

—¿Eras tú? —Lo que me asombraba era cómo había podido no darme cuenta hasta entonces.

Habíamos comenzado a caminar en dirección al instituto.

—¿Has hecho la redacción? —preguntó Paloma de pronto.

Claro que la había hecho. Aunque El Sobrino, el profe de Lengua y Literatura, estaba como una cabra, sus clases eran las que más me gustaban. Siempre nos estaba pidiendo que escribiésemos sobre esto y aquello, y eso me encantaba.

—Pues yo no —dijo Paloma.

—Bueno, si quieres la podemos hacer en un pispás —le dije—. Yo te ayudo.

—Pero cómo me vas a ayudar si la redacción trata de una aventura que hayamos vivido en la ciudad… Si tú me ayudas, no sería mi aventura sino la tuya.

Me quedé mudo, sin saber qué decir.

—De todas formas, gracias —se veía que Paloma no quería resultar antipática; a fin de cuentas, yo había querido ayudarla—: Pero hay una solución…

Me la quedé mirando.

—¿Por qué no hacemos pellas? —propuso—. Así vivimos una experiencia juntos.

No era algo que me asustase: ya las había hecho en Barcelona. Pero allí teníamos muchos planes posibles, como ir a la playa a jugar al voleibol, o subir al Montjuic, o… Pero ¿en Madrid? ¿Para qué hacer pellas en Madrid?

Por otra parte…, aunque me gustaba la clase de El Sobrino, más me gustaba la idea de pasar por ahí una mañana con Paloma.

Y la verdad es que no sé cómo contar esa mañana. Luego volví a caminar por Madrid con ella, y muchas veces estuvo muy bien…, pero nunca fue lo mismo. Esa mañana fue la fundamental.

¿Por qué? ¿Fuimos a alguna parte en concreto?

Oh, sí, ya lo creo que fuimos: cuando regresamos por la tarde pensé que los pies se me habían gastado hasta los tobillos. Estuvimos remando en el Retiro, y luego paseamos por el Jardín Botánico y el Paseo del Prado, y luego subimos hacia el Madrid de los Austrias, y después fuimos a lo que está detrás del Madrid de los Austrias.

—¿Tienes hambre? —me preguntó Paloma. Serían ya las tres o las cuatro.

Yo me hubiese podido comer una mesa, con patatas fritas y salsa de tomate…, pero no tema dinero: de la paga de esa semana me quedaban exactamente 45 céntimos, y aún tenía que esperar dos días hasta la siguiente. A eso lo llaman no llegar a final de mes, pero en mi caso era que no llegaba al final de la semana.



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