Cambiaste mi vida by Vega Manhattan

Cambiaste mi vida by Vega Manhattan

autor:Vega Manhattan [Manhattan, Vega]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Humor
editor: ePubLibre
publicado: 2020-09-04T00:00:00+00:00


Capítulo 9

—Tanto miedo que tenías tú y ya ves, todo es un poco infundado.

—Tampoco es tan absurdo, está a la orden del día. —Emma miró a su amiga—. Y tampoco es seguro que no puedan hacerlo más adelante.

—No creo, eres buena en tu trabajo, ¿por qué iba a prescindir de ti? —Lara negó con la cabeza—. No pienses en negativo.

—No es en negativo, es realidad.

—Tiene razón —su hermano pensaba como ella—. Por desgracia es real. El empresario se atiene a lo que sea y le busca las vueltas para conseguir despedir a la mujer por estar embarazada —negó con la cabeza—. Menos mal que cada vez está el tema más controlado, pero aún hay mucha picaresca por ahí.

—Pensé que eso ya había cambiado bastante —dijo Lara.

—Y lo hizo pero, aun así, sigue habiendo mucho sinvergüenza —confirmó su marido.

—Por ahora yo estoy a salvo. Ya veremos mañana. ¿Qué haces? —medio pudo pronunciar cuando Ian le metió un trozo de pan en la boca.

—Come y calla —dijo este, haciendo reír a Lara y a Lucas después de que se les pasara la sorpresa por ese tipo de intimidad entre ellos.

Estaban en el jardín de la casa del matrimonio, quedaron para cenar. Una de sus típicas barbacoas. Hacía días desde que Emma y él habían tenido esa importante conversación donde hablaron de pacto y tregua y, hasta ahora, las cosas iban bien.

Eso sí, casi ni se habían separado a no ser que fuera para trabajar y para dormir. El tiempo libre que tenían lo pasaban juntos. Y cuando Ian no estaba, le mandaba decenas de mensajes para saber cómo estaba, si había comido, si tenía náuseas. O porque estaba en el supermercado y quería saber si le apetecía algo especial.

Al bebé, claro. Todo era por el bebé.

Viendo que las cosas estaban así, Lucas y Lara se relajaron un poco. Solo un poco, porque los conocían y sabían que, tarde o temprano, estallaría la tormenta, ¿no?

Tal vez no. O quizás no de la forma en que ellos creían.

¿Quién sabía?

Lo cierto era que Lucas y Lara habían notado que las cosas estaban diferentes, más calmadas desde que Ian y Emma decidieron vivir juntos el embarazo. Sabían que Ian estaba pendiente a ella, pero había cosas, como ese simple gesto, que les llamaba muchísimo la atención.

Porque aunque ellos no se dieran cuenta, la intimidad que los dos tenían aumentaba por días.

Y eso podía traerles problemas.

Lo importante para Ian y para Emma, en ese momento, era que estaban poniendo todo de su parte porque aquello funcionase. Y, hasta el momento, no se habían matado.

Emma miró malamente a Ian, pero se comió el pan.

—Al principio me agobiaba más. Ya no. Si me despiden en cualquier momento con cualquier excusa porque puede pasar —por más que Lara dijera que su jefe no era así—, a buscar otro empleo. Siempre lo he hecho.

—O te quedas en casa cuidando al bebé que ya trabajo yo.

El comentario de Ian dejó a todo el mundo en silencio.

Lucas comenzó a sudar después de bufar un «Joder…».



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