Cómo la vida imita al ajedrez by Garry Kaspárov

Cómo la vida imita al ajedrez by Garry Kaspárov

autor:Garry Kaspárov [Kaspárov, Garry]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Referencia, Deportes y juegos
editor: ePubLibre
publicado: 2006-12-31T16:00:00+00:00


Sir Winston Churchill (1874-1965)

Este gran estadista y escritor que lideró a la Gran Bretaña en tiempos de guerra no necesita presentación. Le cito para destacar la importancia personal que tiene para mí, así como mi percepción de su grandeza. No solo los niños tienen héroes.

En la Unión Soviética, Churchill inspiraba cierta suspicacia. Veíamos al líder británico en películas sobre la guerra, pero era una imagen sesgada que incluía algunos aspectos positivos a la vez que criticaba ferozmente su anticomunismo. Lo que todos los soviéticos sabían de Churchill era su discurso de Fulton, incluso más que su papel de líder durante la Segunda Guerra Mundial. En 1946, siendo huésped del presidente Truman en su propiedad familiar de Missouri, Churchill advirtió al mundo sobre el inminente «Telón de Acero».

Por supuesto, la historia de la Segunda Guerra Mundial se veía de forma muy distinta en la Unión Soviética. Según nuestros libros de historia, los aliados lucharon en lo que nosotros llamábamos el segundo frente y nos apoyaron muy poco, porque querían que los nazis mataran a muchos soviéticos y que los soviéticos mataran a muchos nazis. Todo se presentaba de tal manera que pareciera que la Unión Soviética ganó la guerra en solitario. Pero, gracias a los relatos de mi tío y mi abuelo, supe muy pronto que había una laguna entre la propaganda oficial y la realidad.

A principios de la década de 1990 empecé a leer más en inglés y descubrí muchas de las impactantes citas de Churchill. Aquello me llevó a descubrir sus libros de historia, y a partir de ellos empecé a admirarle profundamente.

Para mí, el punto clave era la capacidad de Churchill de no ceder ante la opinión pública, y hablar en favor de las grandes ideas. Hay tres momentos de su carrera que, en mi opinión, ilustran lo acertado que estuvo en los asuntos realmente importantes. En primer lugar, sus advertencias sobre el peligro del bolchevismo y su llamada a «matar a ese niño en la cuna, antes de que empiece a gatear» (una frase que en la Unión Soviética se citaba a menudo como prueba de los prejuicios antisoviéticos de Churchill). Lo siguiente fue su resistencia frente a Hitler y los nazis, para la que hizo causa común incluso con Stalin. Luego el discurso de Fulton, proclamando la amenaza que la Unión Soviética suponía para Europa tras la Segunda Guerra Mundial: «Me siento obligado a describir la sombra que, tanto en el oeste como en el este, se cierne sobre el mundo».

En el primer asunto, le ignoraron y aún hoy pagamos las consecuencias. En el segundo, le escucharon, pero no a tiempo para salvar al mundo del cataclismo de la Segunda Guerra Mundial. En el tercero, le escucharon a tiempo para influir en Truman a fin de que actuara con mayor decisión y contuviera la amenaza soviética, y salvara de ella a Europa occidental, así como a Corea del Sur y Taiwan.

Descubrí a Churchill en el momento oportuno. El hundimiento de la Unión Soviética dejó obsoletas las viejas batallas y yo iba en busca de nuevas ideas.



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