Breve historia de la vida cotidiana de la Edad Media occidental by José Ignacio Ortega Cervigón

Breve historia de la vida cotidiana de la Edad Media occidental by José Ignacio Ortega Cervigón

autor:José Ignacio Ortega Cervigón [Ortega Cervigón, José Ignacio]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2020-04-01T00:00:00+00:00


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Nona. El campesinado, de sol a sol

SITUACIÓN JURÍDICA DE LOS CAMPESINOS

La gente que vivía en las aldeas del campo solía depender de un señor feudal. Este era un noble que gobernaba un territorio más o menos extenso —el feudo— en el que trabajaban muchos campesinos. El señorío feudal se dividía en dos partes: la reserva señorial, cuyas tierras eran explotadas directamente por los servidores señoriales; las tierras arrendadas o mansos, pequeñas parcelas que eran cultivadas por los campesinos para su sustento. Estos colonos debían entregar una parte importante de la cosecha al señor en concepto de pago. Gran parte de ese territorio eran terrenos de cultivo, pastos y bosques reservados al usufructo del señor. Los pastos y bosques eran tierras comunales, es decir, podían ser explotadas por los habitantes de una aldea de forma colectiva.

La materialización de las relaciones sociales de producción entre los labriegos y los señores era la renta feudal, los censos, tributos y diezmos que el campesinado transfería a la clase señorial. Las desigualdades en el mundo rural eran manifiestas con una jerarquización del campesinado, en cuyas últimas capas sus hombres y mujeres estaban cercanos a las condiciones del proletariado industrial. En distintos territorios europeos se distinguen tres categorías, los pequeños propietarios, un tercio de tenentes medianos con propiedades de 10 a 20 hectáreas y los grandes propietarios, que podían tener campesinos establecidos en sus tierras a los que cobraban una renta.

Un grupo pequeño eran labradores con haciendas o animales de labranza con los que cultivaban tierras que pertenecían al señorío de realengo a cambio de un arriendo. Aparte de las tierras pertenecientes a la corona real existían las tierras de solariego, bajo la jurisdicción de la nobleza, y las tierras de abadengo, de titularidad eclesiástica. No obstante, la mayoría de los campesinos, aunque gozaban de libertad, dependían de los señores y eclesiásticos propietarios, para quienes cultivaban sus tierras y pagaban una renta por el uso de esta y de sus bienes (hornos, lagares, molinos). Algunos labriegos realizaban prestaciones gratuitas en los mansos de las reservas señoriales, aunque esta práctica retrocedió a partir del siglo XII. Muchos no podían abandonar la tierra que trabajaban como ocurría a los payeses de remensa en algunas regiones de Cataluña. En esas condiciones los campesinos que querían emigrar realizaban un pago o remensa al señor. Otros jornaleros cobraban un salario en especie, una parte de la cosecha de la tierra donde trabajaban, como los quinteros (recibían un quinto de lo cosechado) o los destajeros, cuyo jornal dependía del rendimiento laboral.

Ibn Butlân, Tacuinum sanitatis, Biblioteca Nacional de Francia, París. Manuscrito: Latin 9333, fol. 15. El trabajo de los campesinos europeos se efectuaba en pequeñas unidades de producción familiar. El fin de una familia campesina era garantizar la subsistencia y los excedentes, si los hubiera no irían al mercado sino que engrosarían la red señorial como una carga gravosa.



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