Aniquilación by Philip Athans

Aniquilación by Philip Athans

autor:Philip Athans
La lengua: es
Format: mobi, epub
Tags: Fantastico
editor: eBook's Xibalba
publicado: 2013-08-14T07:00:00+00:00


Capítulo 16

Lo que olfateó el lince de los pantanos no era una presa. El olor que llenó las fosas nasales del gran felino era algo diferente. El lince no se había topado jamás con algo así, pero, fuera lo que fuese, era un depredador. El olor de un carnívoro es inconfundible.

Avanzando suave y silenciosamente por el agua fría y poco profunda, el lince levantó la cabeza y movió el hocico a un lado y a otro, buscando el rastro en el aire. Una oleada de energía le produjo una excitación que le recorrió todo el cuerpo. Sintió un hormigueo generalizado y se le pusieron los pelos de punta, una sensación familiar para el lince, reconfortante, anticipatoria de una presa, de comida.

El lince fue pasando de una sombra a otra, manteniéndose dentro de la línea de los árboles hasta que tuvo a la vista al depredador que competía con él. Y reconoció la figura de un hombre. Los hombres, cazadores poderosos y astutos, nunca respetaban los terrenos de caza de los demás depredadores. Pasaban por alto los marcadores olfativos, las marcas en los árboles, las señales más obvias. La vista era el menos agudo de los sentidos del felino, incluso durante el día, y el animal sólo podía ver y oler que el intruso era un hombre. No tenía forma de identificar la piel negra, las orejas puntiagudas y su pelo blanco.

El lince de los pantanos reunió toda la energía del Tejido que había en su cuerpo, descubrió los colmillos y se encogió preparándose para el salto... pero en ese momento, otro olor le llegó como una bofetada a sus fosas nasales.

Otro depredador se aproximaba. Era más grande y olía mal. Olía como un carroñero.

El lince de los pantanos se relajó, pero sólo un poco. Se quedó observando al hombre y mirando de vez en cuando la linde del pantano en busca del carroñero. Esperó.

* * *

Ryld estaba rodeado.

Había ruidos por todos lados. El lugar al que Halisstra había llamado un «pantano» estaba todavía más lleno de vida que el resto del Mundo de Arriba, y al maestro de armas eso no le gustaba nada. Podía ver criaturas que se movían en la oscuridad a su alrededor. Había insectos y arañas, todo tipo de seres voladores, y serpientes... montones de serpientes. Bajo sus pies, el terreno era esponjoso. Había sentido algo semejante en algunas de las mayores colonias de hongos de la Antípoda Oscura, pero al menos en aquellas profundidades reinaba el silencio.

Frente a él, contra el cielo nocturno, se destacaba la negra silueta del templo en ruinas. Había visto a Halisstra encaminarse hacia él por el agua cada vez más profunda, con la certidumbre cada vez mayor de que se encaminaba a la muerte. Acudir al encuentro de Danifae era una estupidez aunque le hubiera permitido ir con ella, cosa que Ryld no sabía con seguridad por qué le había hecho caso. ¿Acaso se trataba de que ella simplemente lo había deseado y él estaba tan acostumbrado a obedecer a



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.