Andrzej Sapkowski by Geralt de Rivia IV Tiempo de odio

Andrzej Sapkowski by Geralt de Rivia IV Tiempo de odio

autor:Geralt de Rivia IV, Tiempo de odio [Geralt de Rivia IV, Tiempo de odio]
La lengua: eng
Format: epub
publicado: 2012-08-12T16:13:21+00:00


—¿De aquí? Te has vuelto loca. Tor Lara está demasiado cerca. El portal de Lara produce

emanaciones y afecta a cada teletransporte. ¡De aquí no se puede uno teleportar!

—¡Él no puede andar! Tengo que quedarme con él...

—¡Pues quédate! —Carduin se levantó—. ¡Y que te diviertas! ¡A mí me gusta vivir! ¡Me vuelvo a

Kovir! ¡Kovir es neutral!

—Maravilloso. —El brujo escupió, mirando al hechicero que desparecía en el túnel—. ¡Camaradería y

solidaridad! Pero tampoco yo puedo quedarme contigo, Marti. Tengo que ir al Garstang. Tu neutral

cofrade ha jodido el puente. ¿Hay otro camino?

Marti Sodergren sorbió la nariz. Luego alzó la cabeza y la movió afirmativamente.

Ya estaba junto al muro del Garstang cuando Keira Metz le cayó sobre la cabeza.

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A n d r z e j S a p k o w s k i

T i e m p o d e o d i o

El camino que le había señalado la sanadora le condujo a través de unos jardines colgantes unidos por

una serpentina de escaleras. Las escaleras estaban densamente cubiertas de hiedras y caprifolios, la

vegetación hacía difícil el subir, pero daba cobertura. Consiguió llegar sin ser advertido hasta el mismo

muro del palacio. Cuando buscaba la entrada le cayó encima Keira, ambos se derrumbaron entre unos

endrinos.

—Me he roto un diente —afirmó con tristeza la hechicera, ceceando levemente. Estaba desgreñada,

sucia, cubierta de yeso y hollín, tenía una enorme herida en la mejilla—. Y creo que me he roto un pie —

añadió, y escupió sangre—. ¿Eres tú, brujo? ¿Caí sobre ti? ¿Por qué milagro?

—Yo también lo ando pensando.

—Terranova me tiró por la ventana.

—¿Puedes levantarte?

—No, no puedo.

—Quiero meterme dentro. Sin que me adviertan. ¿Por dónde?

—¿Es que todos los brujos —Keira escupió de nuevo, gimió, intentó incorporarse sobre los codos—

están locos? ¡En el Garstang están luchando! ¡Hace tanto calor que hasta el estuco de las paredes se está

derritiendo! ¿Estás buscando líos?

—No. Busco a Yennefer.

—¡Ja! —Keira dejó de intentar levantarse, se tumbó de espaldas—. Me gustaría que alguien me

quisiera así también. Cógeme de la mano.

—Puede que en otro momento. Ahora tengo prisa.

—¡Te digo que me cojas de la mano! Te enseñaré el camino al Garstang. Tengo que pillar a ese hijo de

puta de Terranova. Venga, ¿a qué esperas? Sólo no vas a encontrar la entrada e incluso si lo hicieras,

acabarían contigo esos hijos de puta de elfos... Yo no puedo andar, pero todavía soy capaz de echar un par

de hechizos. Si alguien se nos pone por medio, lo lamentará.

Gritó, cuando la levantó.

—Lo siento.

—No importa. —Le pasó los brazos por el cuello—. Es el pie. Sigues oliendo a su perfume, ¿lo

sabías? No, no por ahí. Da la vuelta y vete bajo la montaña. Allí hay otra salida, del lado de Tor Lara.

Puede que allí no haya elfos... ¡Auuu! ¡Con más cuidado, joder!

—Lo siento. ¿De dónde han salido esos Scoia'tael?

—Estaban en los sótanos. Thanedd está hueca como una cáscara de huevo, es una enorme caverna, se

puede entrar con un barco si se sabe por dónde. Alguien les señaló por dónde... ¡Auuu! ¡Cuidado! ¡No me

pises!

—Lo siento. ¿Así que los Ardillas vinieron por el mar? ¿Cuándo?

—El diablo sabe cuándo.



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