Américo Vespucio. La historia de un error histórico by Stefan Zweig

Américo Vespucio. La historia de un error histórico by Stefan Zweig

autor:Stefan Zweig [Zweig, Stefan]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Histórico, Ensayo
publicado: 1930-12-31T23:00:00+00:00


Los documentos se entremezclan

En el siglo XVII, Américo Vespucio es un hombre acabado. La disputa por su nombre y por su proeza o fechoría parece definitivamente resuelta. Le han expulsado del trono, probado su engaño y —si América no tuviera su nombre— destinado al infamante olvido. Pero comienza otro siglo que no está dispuesto a dar fe a meras habladurías de los contemporáneos y a los rumores transmitidos. Poco a poco, la historiografía se transforma de una simple tarea de cronista en una ciencia con afán crítico que tiene el propósito de comprobar todos los hechos, de revisar todos los testimonios. Se rescatan, investigan y comparan los documentos de todos los archivos, así que es inevitable que se retome también el antiguo litigio Colón versus Vespucio, aparentemente resuelto desde hace tiempo.

El primer paso lo dan sus compatriotas. No quieren aceptar que el nombre de aquel florentino cuya gloria hizo conocer al mundo la de su ciudad natal durante tanto tiempo, quede clavado en la picota. Son los primeros que exigen una revisión exhaustiva e imparcial. El abad Angelo Maria Bandini publica en 1745 la primera biografía del navegante florentino, Vita e lettere di Amerigo Vespucci. Consigue sacar a luz una serie de documentos; Francesco Bartolozzi le sigue en 1789 con nuevos Ricerche istorico-critiche y, al parecer, los resultados son para los florentinos tan alentadores para la rehabilitación de su compatriota que, en una academia, el Padre Stanislas Canovai hace un solemne discurso laudatorio —Elogio d'Amerigo Vespuccio— a favor del difamado celebro navigator. Simultáneamente se empieza a hurgar en los archivos españoles y portugueses, se levanta mucho polvo de actas y cuanto más polvo se levanta con menos claridad se ve.

Los archivos portugueses son los menos fecundos. No hay una sola palabra sobre una de las dos expediciones en que Vespucio había participado. Tampoco se menciona su nombre en los libros de gastos. Ni rastro de aquel zibaldone, su diario de viaje que, según dice, entregó al rey Manuel de Portugal. Nada. Ni una sola línea. Ni una sola palabra. Y uno de los adversarios más feroces de Vespucio, no tarda en declarar enseguida como prueba fehaciente que Américo, por lo tanto, mintió sobre sendos viajes auspiciis et stipendio Portugallensium, «bajo los auspicios y con la ayuda económica de Portugal». Pero se trata, lógicamente, de una prueba que carece de fundamento si al cabo de trescientos años no se encuentran actas sobre un hombre aislado que no organizó ni condujo expedición alguna. El portugués más grande, la gloria de su nación, Luiz de Camões, estuvo durante dieciséis años al servicio de Portugal, fue herido durante el servicio al rey y ni una sola línea oficial da testimonio de ello. Fue detenido y encarcelado en la India pero ¿dónde están los documentos? o incluso ¿dónde constan los hechos del proceso? Sobre sus expediciones tampoco se encuentra nada escrito y el diario de Pigafettas que hizo durante una expedición, más memorable aún, a Magalhães, también desapareció. Si en Lisboa, por tanto, el resultado



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