¡Marciano, vete a casa! by Fredric Brown

¡Marciano, vete a casa! by Fredric Brown

autor:Fredric Brown [Brown, Fredric]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Ciencia ficción, Humor
editor: ePubLibre
publicado: 1955-01-01T00:00:00+00:00


9

—¿Catatonia, doctor? —preguntó el interno.

El médico de la ambulancia se frotó la barba por un instante contemplando la inmóvil figura tendida sobre la cama de Luke.

—Es algo muy extraño —dijo—. Estado catatónico por el momento, ciertamente; pero es probable que sólo se trate de una fase, como cualquier otra fase paranoica.

Se volvió a la patrona de Luke, que estaba de pie en la entrada de la habitación.

—¿Dice que primero escuchó un grito?

—Sí. Pensé que era en esta habitación y salí al pasillo para escuchar, pero su máquina de escribir seguía funcionando, de modo que pensé que todo iba bien y me volví a mi cuarto. Y luego, dos o tres minutos más tarde, oí ruido de cristales rotos, así que abrí la puerta y entré. La ventana estaba destrozada, y él tendido en la escalera de incendios. Tuvo suerte de que hubiera esa escalera de incendios, tirándose por la ventana como lo hizo.

—Muy extraño —dijo el doctor.

—Se lo van a llevar, ¿no, doctor? Especialmente cuando está sangrando tanto.

—Desde luego que nos lo llevaremos. Pero no se preocupe por la sangre. Sólo son heridas superficiales.

—Pero las manchas en mis sábanas no son superficiales. ¿Y quién va a pagarme la ventana rota?

El doctor suspiró.

—Eso es algo que no me concierne, señora. Pero será mejor que detengamos la hemorragia de sus heridas antes de trasladarlo. ¿Sería tan amable de hervir un poco de agua?

—Desde luego, doctor.

Cuando se marchó la mujer, el interno miró al doctor con curiosidad.

—¿Realmente quería que hirviera agua o…?

—Claro que no, Pete. Preferiría que se hirviera la cabeza, pero ella no estaría de acuerdo. Siempre hay que pedir a las mujeres que hiervan agua, si uno quiere verse libre de su presencia.

—Parece que da resultado. ¿Quiere que limpie estos cortes con agua oxigenada aquí mismo o nos lo llevamos a la ambulancia?

—Límpielos aquí mismo, Pete. Quiero examinar un poco la habitación. Además, cabe la posibilidad de que recobre el sentido y pueda bajar las escaleras por sí solo.

El doctor se acercó a la mesa donde aún estaba la máquina de escribir con el papel puesto. Empezó a leer y se detuvo un momento en el nombre.

—Por Luke Devers —dijo—. Suena vagamente familiar, Pete. ¿Dónde habré oído ese nombre hace poco?

—No lo sé, doc.

—El principio de una historia del Oeste. Diría que es una novela, ya que ha puesto Capítulo primero. Durante los tres primeros párrafos todo va bien, y luego hay un sitio donde la tecla atravesó el papel. Diría que llegó hasta ese punto cuando algo le ocurrió. Un marciano, sin duda.

—¿Hay alguna otra razón para que la gente se vuelva loca, doc?

El doctor suspiró.

—Antes existían muchas razones. Pero creo que ahora ya no hacen que la gente se vuelva loca. Bien, aquí debió de ser donde lanzó ese grito. Y luego, tal como la patrona apuntó, siguió escribiendo unas cuantas líneas más. Venga aquí y léalo.

—Un segundo, doc. Éste es el último corte.

Un minuto después, el interno se acercó a la máquina de escribir.

—Tiene sentido hasta aquí —dijo el doctor—.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.