Al-Andalus by Ángel Luis Vera Aranda

autor:Ángel Luis Vera Aranda [Vera Aranda, Ángel Luis]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2013-12-31T16:00:00+00:00

La ciudad más grande del mundo

La segunda faceta por la que Almanzor merece ser recordado es por su labor constructiva en la capital del califato, que al final de su gobierno se había convertido probablemente en la mayor metrópolis que existía en el mundo, pues quizás en esta época llegó a reunir en su espacio urbanizado cerca de medio millón de habitantes.

Fue durante ese período cuando finalizaron definitivamente las obras de Medina Azahara y del mirhab de la gran mezquita. Se dice que el coste total de este último fue de 1020 kilogramos de oro, lo que al precio actual del metal significa unos cincuenta millones de euros, equivalentes a 240 000 dinares de la época.

Ya en el año 979 Almanzor, a quien su palacio de La Arruzafa se le había quedado pequeño, tomó la decisión de construirse una auténtica ciudad palatina que le sirviera como muestra de su gran poder y que a la vez lo distinguiera claramente del califa, encerrado en al anterior complejo de Medina Azahara.

De este modo, decidió erigir otro recinto a unos diez kilómetros de la residencia califal, justo en el extremo opuesto de la capital cordobesa. Llamó a su ciudad de forma parecida, Madinat al-Zahira, que significa ‘Ciudad Brillante’, ‘resplandeciente’ o ‘esplendorosa’. Las obras continuaron durante dieciocho años hasta el 997, y para realizarlas fue necesario construir un segundo puente que atravesara el Guadalquivir por aquel sector. Almanzor ordenó el traslado de gran parte del funcionariado que residía en Medina Azahara, y se dispuso a gobernar al-Andalus desde su ciudad recientemente creada.

La riqueza que afluía a Córdoba favorecía también la llegada de numerosas personas que buscaban trabajo en la ciudad. La contratación de miles de mercenarios bereberes para el ejército implicó también el establecimiento en los barrios periféricos de las miles de familias que los acompañaban.

Córdoba crecía enormemente y con ello también las necesidades de la gran ciudad. El mejor botón de muestra lo tenemos en la gran mezquita aljama, que había experimentado cuatro ampliaciones desde su fundación por Abd al-Rahman I hacía ya casi dos siglos y medio. Pero esta última de Almanzor, fue con diferencia la mayor de todas.

Se levantaron ocho naves más, con 272 crujías. Ello tuvo como consecuencia la creación de un enorme recinto para el culto con unas medidas exteriores de 174 por 125 metros. Se calcula que, en sus casi 22 000 metros cuadrados, podían orar más de 50 000 personas incluyendo el haram (o ‘espacio sagrado’, sala de oración cubierta), el sahn o patio de las abluciones y las galerías superiores donde habitualmente se ubicaban para rezar las mujeres. No obstante, también es necesario aclarar que esta ampliación fue desde un punto de vista artístico de una calidad bastante inferior a las anteriores. Se tardaron siete años en llevarla a cabo, pues las obras no finalizaron hasta el año 994.

Y pese a todos estos dispendios, la Hacienda de Almanzor que recaudaba por término medio dos millones de dinares anuales menos que la de sus antecesores, atesoraba cuando el hayib falleció 7.

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