Acosada by Brian Freeman

Acosada by Brian Freeman

autor:Brian Freeman [Freeman, Brian]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Novela, Intriga, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2006-12-31T16:00:00+00:00


Capítulo 32

Mientras subía las escaleras del juzgado, Serena se había libéralo de la sensación de que la vigilaban. Esperaba que el hecho de destruir el dispositivo GPS le permitiera escapar temporalmente de la entrometida mirada del chantajista.

La fotografía que éste le había dado estaba ahora en un sobre grande y marrón dirigido a Dan Erickson, con el sello de personal y confidencial. No estaba segura de estar haciendo lo correcto al ocultárselo a Jonny, pero no veía otra alternativa. No podía destrozar la vida de Dan si sólo era culpable de tener unos gustos sexuales pervertidos. El problema era que Tanjy estaba muerta. Una foto como ésa bastaba para catapultar a Dan al número uno de la lista de sospechosos, aunque sólo fuera porque haría cualquier cosa por mantenerla oculta. Aun así, Dan era un cliente. Ella cobraba por sus servicios. Mientras no supiera algo más, no podía exponerlo.

En el despacho de Dan, Serena entregó el sobre a la recepcionista y le dijo que lo llevara adentro. Un minuto después, ésta volvió y le pidió que entrase. Serena cerró la puerta del despacho tras de sí y echó la llave. Dan estaba de pie al otro lado de su escritorio de caoba, con la fotografía en la mano. Su otro puño estaba crispado. Se llevó el sobre y la foto a una trituradora junto a la pared y los metió dentro. La máquina runruneó mientras hacía pedazos la prueba. Comprobó la cuba para asegurarse de que todo hubiera quedado hecho confeti y luego se volvió hacia Serena.

—¿De dónde diablos has sacado eso? ¿Qué estás intentando hacer conmigo?

Serena puso las manos en alto.

—El chantaje es un mal asunto, te avisé que iba a ponerse peor.

—¿Él te lo ha dado?

Serena asintió.

—¿Cómo la ha conseguido?

—Tú deberías saberlo mejor que yo.

—Esto es un jodido desastre. Te das cuenta, ¿no? Un desastre. ¿Qué es lo que quiere?

—Cien mil dólares.

—Hijo de puta. —La apuntó con un dedo acusador—. ¿Estáis juntos en esto? ¿Me la estás jugando?

Serena se acercó a él y le apartó la mano de un manotazo.

—No me insultes. Tienes suerte de que no se lo enseñara a Jonny en lugar de venir aquí. Y pienso decírselo todo a menos que me convenzas ahora mismo de que no tuviste nada que ver con la muerte de Tanjy.

—Eso es absurdo.

—Entonces cuéntamelo. ¿Es auténtica la foto? ¿Sois ella y tú?

Dan se hundió la mano en el pelo rubio y se lo echó bruscamente hacia atrás.

—Sí.

—¿La violaste?

—Diablos, no. La violación era su fantasía, ¿recuerdas? Sólo se trataba de un juego. Bajamos ahí en plena noche y sacamos unas fotografías.

—¿Es necesario que te diga lo increíblemente estúpido que fue hacer algo así?

Las mejillas de Dan enrojecieron de rabia.

—No, conocía los riesgos, pero Tanjy valía la pena.

Serena no necesitaba detalles.

—¿Cómo entrasteis en contacto?

—La conocí en la tienda de ropa. Desprendía algo.

—¿Lo sabía Lauren?

Dan resopló.

—No lo sabía nadie.

—Bueno, alguien sí. Esto es suficiente para haber destruido tu carrera. Y tal vez aún pueda.

—Por eso le puse freno. Lo acabé hace meses.

—¿A



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