A por todas by Libertad Morán

A por todas by Libertad Morán

autor:Libertad Morán
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romantico, Drama
editor: Odisea Editorial, S.L.
publicado: 2005-01-01T05:00:00+00:00


INTERLUDIO

—¿Pero cómo se te ocurre montarte en un coche con una tía borracha y puesta de farlopa?

—Si ya lo sé, Pedrito, pero ya sabes que a las ocho de la mañana me convierto en una adolescente irresponsable.

—Te pondrías el cinturón al menos, ¿no?

—Sí, hijo, sabes que eso lo hago automáticamente cada vez que me monto en un coche…

—La madre que te parió, tía, es que si os llegan a cachear…

—Pues hubieran encontrado un poco de coca y una china, nada más, hijo, que te pones de un tremendista… Además, no había ninguna mujer policía para cachearnos…

—Ya te hubiera gustado…

—¡Cómo lo sabes! Pero no cayó esa breva… Aunque al menos no me fui de vacío el fin de semana…

—¿O sea que al final la fuiste a buscar a la comisaría?

—No, si ir fui, pero no salía nunca así que me vine a casa. Digo al día siguiente, en el cumpleaños de Ángela. Su novia había invitado a unas niñas monísimas…

—Y una de ellas cayó en tus redes, ¿me equivoco?

—No, no te equivocas. Aunque la que se equivocó fui yo. Porque la tía estaba un rato buena y la verdad es que no lo hacía mal pero tenía un sentido musical penoso.

—¿Y qué más da eso para echar un polvo?

—En principio nada salvo si la tía en cuestión decide amenizar el polvo con una pequeña ambientación musical. Debió pensar que era muy sexy follar con un disco de Lolita de fondo.

—¿De Lolita? ¡No jodas!

—Hombre, siendo optimista pudo haber sido peor. Tenía toda la discografía de Camela.

—¿Camela? La tía esa era un poco jincha, ¿no?

—Visto lo visto, debía serlo. Pero lo peor es que dejó el disco rulando una y otra vez y cada vez que cazaba el sueño, me volvía a despertar al ritmo del Sarandonga…

—¡Qué bueno…!

—¡No te rías, tronco! Que luego me pasé el resto de la noche soñando con pescado. Si te digo que soñé que estaba en la cama con una merluza…

—¡Qué sueños más zoofílicos tienes, Ruth, cariño! ¿Y qué pasó luego con la tía?

—No, si dejando aparte sus gustos musicales, la tía era maja. Me hizo el desayuno y todo. Y, mientras ella preparaba café, puse la radio. Prefería escuchar los Cuarenta Criminales antes que darle tiempo a que me deleitase con algún disco de Camela.

—Pero, ¿a que no le diste tu número…?

—No, ella me dio el suyo.

—Pero no piensas llamarla.

—Pues la verdad es que no, era maja pero no lo suficiente como para volver a quedar con ella y que me sorprenda diciendo que tiene entradas para un concierto de Isabel Pantoja.

—¿También le gustaba la Panto?

—Sí, hijo, sí… Era un caso perdido. Pero bueno, tú tranqui, que dentro de dos semanas es el día de la mujer y va a haber muchas oportunidades de conocer solteras de buen ver… Ya sabes, si quieres acompáñame a la manifestación y hasta puede que encuentres a alguna mujer heterosexual. Y si te ve tan concienciado ya habrás ganado un montón de puntos…

—Pues no te diría yo que no… Oye, ¿y



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