A la conquista de los apaches by José Luis Olaizola

autor:José Luis Olaizola [Olaizola, José Luis]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2014-10-01T00:00:00+00:00

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Es de imaginar el contento con el que el Estebanico recibió a don Álvar pues considerándose cristiano, tenía en mucho dar con otro de la misma condición, cuando ya se creía perdido para siempre en aquellas vastas extensiones. Además, don Álvar siempre le había tratado con deferencia, sin hacerle de menos por la color de su piel, y no de todos se podía decir lo mismo.

En este poblado fue donde don Álvar cambió de parecer y pensó en dejar para mejor ocasión lo de ir en busca de la isla de Cuba, o de cualquier otra en la que estuviera establecida la Corona de Castilla, y la razón fue el buen trato que le dieron allá, tanto por tenerlo considerado como un físico notable, como por la posibilidad de hacer trueque de mercancías. En esto último con notable ventaja para él ya que los indios se mostraban muy cortos en esta clase de negocios, y si se encaprichaban con una piel eran capaces de dar otras tres por ella. En esto de los caprichos influyen mucho las mujeres que ya queda dicho que las desprecian, pero acaban consiguiendo lo que persiguen, y en esto no se diferencian mucho de las damas de Castilla.

En este primer tanteo de trueque se deshizo de alguna de las pieles a cambio de pintura de almagra con la que se untan y tiñen las caras y cabellos, y cuanto más se la pintan, más creen agradar a sus dioses en sus bailes y festejos y, por eso, es un bien muy apreciado.

Se estuvo cosa de una semana en aquel poblado, tan bien tratado, que aunque hubiera poca comida, a él nunca le faltaba de lo mejor que aquellos indios tuvieran, los cuales, además, le rogaban que volviera con más pieles, que ellos siempre le darían buen trato. Cuando les dijo que a tal fin tenía que llevarse al Estebanico consigo, hicieron sus muestras de dolor, como si les privaran de un tesoro, pero acabaron consintiendo. El Estebanico, aunque se encontraba a gusto allí, con mujer a la sazón embarazada, no dudó en seguir a don Álvar pues le tenía en tanta estima, que estaba seguro que a su lado la vida le iría mejor y puede que acabara volviendo a Sevilla, de la que tenía gran nostalgia, como así fue, aunque pasados unos años.

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