Nuestro cuerpo by Juan Luis Arsuaga

Nuestro cuerpo by Juan Luis Arsuaga

autor:Juan Luis Arsuaga [Arsuaga, Juan Luis]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Arte, Biología, Ciencias naturales
editor: ePubLibre
publicado: 2023-05-24T00:00:00+00:00


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SIMIOS DE PIEL FINA

De los músculos y de cuáles son las proporciones entre las extremidades superiores e inferiores ya hablamos en su momento, citando este mismo estudio de Zihlman y Bolter. En él se dice que el porcentaje del peso corporal que representan los huesos en humanos y chimpancés es prácticamente el mismo y se sitúa en el entorno del 13 %.

Sin embargo, cuando se descubrieron los primeros neandertales en el siglo XIX llamó la atención el grosor de las paredes de los huesos, tanto los del cráneo como los de las extremidades, los llamados huesos largos. Un neandertal puede ser distinguido de un humano moderno solo por el grosor de las paredes del fémur, por ejemplo. Pero los neandertales no son el único ejemplo de huesos engrosados, también los tiene el Homo erectus, por lo que parece ser una característica desarrollada por esta última especie fósil que luego heredaron sus descendientes los neandertales, pero también los antepasados de los humanos actuales, a los que podemos llamar informalmente presapiens.

Hay un trabajo muy interesante de José Miguel Carretero y colegas[53]en el que se investiga por primera vez el volumen de hueso en una especie fósil gracias al extraordinario material de la Sima de los Huesos de Atapuerca, que pertenece a una población que se sitúa en la evolución humana en una etapa que podemos calificar como preneandertal. El estudio se basa en tres fémures y dos húmeros completos y la conclusión es que el esqueleto de aquellos preneandertales era un tercio más pesado que el de la humanidad actual.

Lo cierto es que todavía no se sabe por qué en la evolución humana los huesos se engrosaron en Homo erectus y se adelgazaron en Homo sapiens. Cuando se pregunta el porqué de un rasgo un paleontólogo o un biólogo evolutivo lo que quiere saber es cuál es su valor adaptativo, si es que lo tiene (aunque se parte de la base de que lo tiene). Obviamente los huesos finos son más frágiles que los gruesos, aunque también más económicos a la hora de formarlos. Volveremos sobre la cuestión del peso corporal en la evolución humana, pero ya vamos viendo que tanto nuestros antepasados como los neandertales, que fueron nuestros contemporáneos durante mucho tiempo (hasta que se extinguieron), eran más fuertes y pesados que nosotros, y por lo tanto menos eficientes a la hora de recorrer largas distancias.

Hemos considerado ya los músculos, la grasa y los huesos, y nos falta por revisar el otro gran componente del cuerpo humano, que es el más visible: la piel.

Los humanos somos unos simios de piel fina. En nuestra especie la piel solo representa el 6 % del peso, mientras que en los otros grandes simios africanos (nosotros somos parte del grupo) el porcentaje es el doble en cifras redondas. Pero no es esa la única diferencia que nos importa. Las glándulas sudoríparas de la piel humana son sensibles al calor, tanto el que viene de fuera como el que se genera interiormente por la actividad muscular, y las de nuestros parientes africanos no.



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