Historia de la criptografía by Manuel J. Prieto

Historia de la criptografía by Manuel J. Prieto

autor:Manuel J. Prieto [Prieto, Manuel J.]
La lengua: spa
Format: epub, azw3
Tags: Divulgación, Comunicación, Historia, Tecnología
editor: ePubLibre
publicado: 2019-12-31T16:00:00+00:00


14. El telegrama Zimmermann

A mediados de enero de 1917 la Inteligencia Naval británica interceptó en la Sala 40 un telegrama, encriptado. El destinatario era el embajador alemán en Washington y el remitente era Arthur Zimmermann, nombre que gracias a ese telegrama pasaría a la historia, ya que las consecuencias de aquella interceptación de las comunicaciones acabaron por cambiar el rumbo de la Primera Guerra Mundial. A esas alturas de la guerra, el conocimiento que se tenía en Londres de los códigos alemanes era más que notable y la Sala 40 hacía su trabajo sigilosamente, alimentada por una red de puestos de escucha que los británicos habían sembrado por todo el territorio para capturar las comunicaciones inalámbricas alemanas.

La situación de la guerra, tras dos años largos, era de estancamiento y los alemanes buscaban reforzar su posición y asfixiar a su gran enemigo. El frente del oeste era una lucha terrible por unas pocas centenas de metros adelante o atrás de la línea de trincheras, donde ganar ese ínfimo terreno tenía un precio enorme en vidas y recursos. Es la imagen asociada a la Primera Guerra Mundial en la cultura popular, las trincheras del frente del oeste, estancadas, embarradas, oscuras, grises y devoradoras de vidas. Los brutales bombardeos y los asaltos suicidas de los soldados contra las alambradas y las posiciones enemigas. La guerra en el mar tampoco era decisiva, y si bien tras la batalla de Jutlandia los británicos mantenían bajo control a la flota alemana en el Atlántico Norte, los submarinos germanos hundían los mercantes que partían o iban con destino a las islas británicas. Este estrangulamiento, como ocurriría también en la Segunda Guerra Mundial, tenía como vía de escape la ayuda, en forma de mercancías y recursos, que llegaba desde Estados Unidos.

Uno de los riesgos de aquella estrategia era que el hundimiento de naves estadounidenses y la muerte de sus ciudadanos provocara que el país norteamericano abandonara su neutralidad y declarara la guerra a Alemania. El hundimiento del RMS Lusitania en mayo de 1915 había generado uno de esos momentos peligrosos. Un submarino alemán, el U-20, torpedeó el transatlántico y lo mandó al fondo del océano con un solo torpedo y en unos 18 minutos. Al fondo se fueron también casi 1.200 personas, mucho más de la mitad del pasaje, ya que sobrevivieron tan solo 761 personas. Los ataques de los submarinos alemanes a las naves que iban y venían al Reino Unido no eran nuevos, a pesar de los posibles incidentes diplomáticos que pudieran surgir. Aun estando en las cercanías de la costa británica, donde más probable era el ataque y la Royal Navy ofrecía protección y escolta, y aunque se tenía al Lusitania por una nave suficientemente rápida como para no ser cazada por un submarino, el hundimiento ocurrió. No se puede decir que no se conocieran los riesgos de aquellos viajes transatlánticos, y no solo por los antecedentes. El gobierno alemán, a través de su embajada en Estados Unidos, había publicado en la prensa estadounidense un



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