El nacimiento del Purgatorio by Jacques Le Goff

El nacimiento del Purgatorio by Jacques Le Goff

autor:Jacques Le Goff [Le Goff, Jacques]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Referencia, Ciencias sociales, Espiritualidad, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 1980-12-31T16:00:00+00:00


DE DOS (O CUATRO) A TRES: TRES CATEGORÍAS DE PECADORES

En consecuencia, es necesario, ahora que nace el Purgatorio, que existe y se extiende, a fin de saber cómo probarlo, considerar las distintas categorías de hombres, de cristianos. Tocamos aquí uno de los mecanismos esenciales de la historia, el de las transformaciones de los esquemas mentales, del instrumental lógico. Y entre todas estas operaciones del pensamiento —tanto al nivel de la sociedad global como al de los especialistas intelectuales— hay una operación que reviste una particular importancia: la clasificación y su sub-género la categorización.

Conviene ahora atenerse al esquema lógico al margen de las realidades sociales concretas. A finales del siglo XII, las cosas son simples pero chocan con una dificultad. Están de un lado las cuatro categorías de hombres definidas en el siglo IV por san Agustín, y luego repetidas y por así decir relanzadas por Graciano hacia 1140: los buenos del todo, los del todo malvados, los medianamente buenos y los medianamente malos. ¿Adónde van después de la muerte? Tres lugares van a ofrecerse en adelante, si prescindimos del Paraíso terrenal en pleno desmoronamiento donde ya no quedan más que Enoch y Elías, el seno de Abraham a punto de desaparecer también, y los dos limbos. Éstos no tienen el mismo estatuto. A partir del descenso de Cristo a los infiernos el limbo de los Patriarcas está vacío y así permanecerá para siempre. Ya no es más que un recuerdo histórico. El limbo de los niños, que seguirá siendo objeto de discusiones durante siglos, no figura en un plano de igualdad con los otros tres lugares del más allá. Corresponde al caso de aquellos seres humanos que no tienen ningún pecado personal, sólo el pecado original; mientras que el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso conciernen a tres categorías de pecadores personales entre los que media una jerarquía de responsabilidad y de destino: los malvados que irán al Infierno, los buenos a los que se promete el Paraíso, y aquellos que no son ni del todo buenos ni malvados del todo y que deberán pasar por el Purgatorio antes de ir al Paraíso. Por más que durante el siglo XIII, hasta Dante, siga encontrándose en los escritos teóricos de ciertos escolásticos un sistema de «cinco regiones» en lo tocante al más allá, lo que se delimita a finales del siglo XII es un sistema de tres lugares.

El problema parece sin embargo muy simple: hay que hacer que se correspondan un esquema cuaternario y una espacialización ternaria. Continuemos razonando al margen de tcdo contexto histórico concreto. Existen, según parece, dos soluciones sencillas, salvo que se desorganicen los dos sistemas a la vez. O bien el grupo de tres se amplía a cuatro, o bien el grupo de cuatro se reduce a tres. Aquí entran en juego dos elementos. El primero, que Agustín, creador de las cuatro suertes de cristianos, no supo definir de hecho más que el destino de tres de ellos, mientras que el grupo de los no del todo malvados quedó remitido a una muy hipotética «condenación más tolerable».



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