Cautívame by Varios autores

Cautívame by Varios autores

autor:Varios autores
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Erótico
publicado: 2012-09-17T23:00:00+00:00


Había pasado un mes desde aquel infausto día y todavía no había logrado olvidar el apasionado encuentro con su aventurero. Pasaba una noche tras otra dando vueltas en la cama, recordando su cuerpo desnudo, ansiosa por sentir el tacto de su cuerpo en los dedos, sus labios en los labios y su lengua erizando todas sus terminaciones nerviosas. Todas las noches se preguntaba qué estaría haciendo, si la recordaría tanto como ella a él.

Por fortuna sus padres se creyeron la historia que les contó después de que uno de los mozos de cuadra la encontrase desnuda, con sus ropas rotas en la mano y llorando la pérdida de su amante, al que dudaba volver a ver jamás.

—¡Ya te dije que no fueras tan insensata! —le gritó su padre, ignorante de la verdadera razón de las lágrimas de su hija—. Y ahora mira lo que ha pasado. Y has tenido suerte de que no te violaran y te dejaran muerta en el camino.

Pero Amelia sabía que no tenía mucho sentido seguir así. No podía pasarse el resto de su vida deseando a un hombre que jamás podría tener.

—Venga, anímate, querida. —La voz lastimera de su madre interrumpió el hilo de sus pensamientos—. ¿Quién sabe? Tal vez en el baile de lady Merrick conozcas por fin al caballero que te robará el corazón.

Amelia esbozó una débil sonrisa, sabiendo muy bien que pasaría toda la velada charlando con viejas decrépitas y oyendo las promesas vacías de jóvenes avariciosos que querían echar mano a su fortuna.

Cuando Amelia y su madre entraron en el salón, salió a recibirlas lady Merrick, que parecía especialmente ilusionada con algo.

—¡Ay, por fin han llegado! —exclamó, su generoso pecho trémulo de emoción—. ¡Amelia, querida mía! Quiero que conozcas a mi sobrino, Tristan Maddox. Acaba de llegar de Cambridge y está deseando conocerte.

Amelia esbozó una sonrisa educada, pero cuando se volvió hacia Tristan Madoxx se quedó con la boca abierta.

¡Era su bandolero! Con sus rizos castaños y ataviado a la moda de la temporada era como cualquier otro caballero respetable y de buena familia.

—Lady Farley... —Su voz le provocó un estremecimiento de placer en todo el cuerpo—. Tenía muchísimas ganas de conocerla. Estoy seguro de que llegaremos a ser grandes amigos.

Y le besó la mano, pasando la lengua por los nudillos en un delicioso preludio sensual a todos los placeres que le tenía reservados en el futuro.



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