1914, el destino del mundo by Max Gallo

1914, el destino del mundo by Max Gallo

autor:Max Gallo [Gallo, Max]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2012-12-31T16:00:00+00:00


19

«Han matado a Jaurès».

En la multitud que ha empezado a juntarse delante del café del Croissant se repiten en voz baja estas cuatro palabras, como si estuvieran arrodillados en una iglesia y tañeran las campanas. Alguien dice: «Mañana será el toque a rebato. Han matado a Jaurès, entonces habrá guerra».

Y Anna de Noailles, a la que han telefoneado para darle la noticia, evoca a «este héroe muerto por delante de los ejércitos, [Jaurès] en quien desaparecerá la paz…».

Los ministros reunidos en Consejo en el Elíseo para elaborar la respuesta al ultimátum entregado a Viviani por Von Schoen, el embajador alemán, reciben la noticia de la muerte de Jaurès.

¿Jaurès asesinado?

Los ministros, «después de algunas exclamaciones de horror, se hunden en un silencio sobrecogido», anota uno de ellos.

Malvy, el ministro del interior, se ausenta y regresa al cabo de un rato.

«Me ha telefoneado el prefecto de policía para informarme de que dentro de tres horas estallará la revolución en París. Los suburbios confluirán en la ciudad».

«Entonces qué —le replica un ministro—, ¿la guerra exterior y la guerra civil? ¡Todo a la vez!».

Para mantener el orden público en París, se toma la decisión de retener dos regimientos de coraceros que debían partir para la frontera.

Pero Malvy se niega a detener a los pacifistas, a los sindicalistas, a los monárquicos y a todos los que aparecen en el Carnet B, una lista establecida en cada departamento.

Está previsto encarcelarlos de manera preventiva.

«Dejadme la guillotina y os garantizo la victoria», había declarado repetidamente el ministro de la guerra, Adolphe Messimy.

Malvy se impone.

Se confía en el patriotismo de los ciudadanos. Y aún más cuando la detención y el interrogatorio de Raoul Villain confirman que se trata de un acto individual.

«Abominable y estúpido», señala Poincaré.

El presidente le escribe a la señora Jaurès:

«Acabo de recibir la noticia del atentado abominable del que ha sido víctima su marido. Jaurès había sido frecuentemente mi adversario, pero sentía una gran admiración por su talento y por su carácter, y en un momento en que la unión nacional es más necesaria que nunca, le quiero expresar los sentimientos que albergaba por él».

René Viviani redacta la Proclama del gobierno que será colgada por toda Francia.

Él era amigo de Jaurès y alaba al «republicano socialista» y subraya que en «estos días difíciles y en interés de la paz ha apoyado la acción patriótica del gobierno… En las graves circunstancias que atraviesa la patria, el gobierno cuenta con el patriotismo de la clase obrera y de toda la población para conservar la calma y no aumentar las emociones públicas con una agitación que causará el caos en la capital…».

Pero todo está en calma.

El periodista Gustave Hervé, conocido por su antimilitarismo y su pacifismo, redacta durante la noche del viernes 31 de julio de 1914 la página «uno» de su periódico La Guerre sociale que aparecerá al día siguiente, sábado 1 de agosto.

«¡Sobre todo, defensa nacional!

Ellos han asesinado a Jaurès.

¡Nosotros no asesinaremos a Francia!».



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