11 de marzo de 2004 by Mercedes Cabrera Calvo-Sotelo

autor:Mercedes Cabrera Calvo-Sotelo [Cabrera Calvo-Sotelo, Mercedes]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2020-11-11T16:00:00+00:00

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UNA UNANIMIDAD IMPOSIBLE

En la comisión, por tanto, iba a haber comparecencia de Aznar y de Rodríguez Zapatero, que quedaron fijadas a partir del 21 de octubre. Se discutió si entre las dos habría otras, y varios grupos minoritarios se opusieron a la del presidente del Gobierno, porque en su opinión distorsionaba los objetivos propios de la comisión. Zapatero, sin embargo, confirmó su asistencia incluso en contra de la opinión de varios miembros de la directiva de su partido. Iba a hacerlo por «obligación moral» y por responsabilidad ante las víctimas y el país, afirmó. Sin embargo, antes de que aquello ocurriera, en la comisión se examinó nueva documentación recibida del CNI y del Ministerio del Interior, y se aprobó una reprobación formal de Jaime Ignacio del Burgo por haber enviado un cuestionario de setenta preguntas a Rafá Zouhier, que estaba en la cárcel, parte de las cuales fueron publicadas por El Mundo. Lo había hecho saltándose los trámites establecidos por Instituciones Penitenciarias. Aquel cuestionario lo incluyó el diputado popular, junto con la reproducción de varios artículos de El Mundo, diversas intervenciones suyas y su interpretación de los acontecimientos, en el libro que publicó unos meses más tarde, 11M. Demasiadas preguntas sin respuesta.

De acuerdo con lo aprobado por la comisión, las siguientes sesiones se dedicaron a las comparecencias solicitadas por el PP de los mandos de los cuerpos y fuerzas de seguridad de Asturias, en lo tocante a sus actuaciones y su relación con los confidentes y la trama del tráfico ilegal de explosivos; también a las pedidas por el PSOE para averiguar el grado de conocimiento de la amenaza islamista previo a los atentados. Así, el 14 de octubre la comisión recibió al teniente coronel de la Guardia Civil de Oviedo, Fernando Aldea, desde el 12 de junio jefe interino de Asturias en sustitución de Pedro Laguna Palacios, que también compareció, así como de Juan Carretero, jefe superior de la Guardia Civil del Principado. Dos semanas más tarde comparecería el fiscal jefe del Tribunal Supremo de Justicia de Asturias. Los interrogatorios acerca de las operaciones llevadas a cabo en aquella comunidad autónoma en 2001 y 2003 contra el tráfico de drogas y también de explosivos, en las que estuvo implicado Suárez Trashorras, fueron largos y minuciosos. Fernando Aldea sostuvo que no se encontró nada y que por eso no se remitió a la autoridad judicial.

Aquella cuestión dio, sin embargo, otra vuelta de tuerca un mes más tarde, cuando El Mundo anunció el 10 de noviembre la existencia de una cinta grabada en Asturias, en agosto de 2001, cuya transcripción publicó al día siguiente. Era una conversación entre un agente de la Guardia Civil, Jesús Campillo, y un confidente, Francisco Javier Villazón Lavandera, alias Lavandero, en la que este decía que Suárez Trashorras y su cuñado Antonio Toro buscaban a alguien que supiera montar bombas con teléfonos. La cinta desapareció durante dos años en medio de investigaciones cruzadas entre distintos cuerpos, hasta que la encontró en octubre de 2003 otro guardia

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