Verdad o reto by Camilla Läckberg

autor:Camilla Läckberg [Läckberg, Camilla]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2021-04-06T00:00:00+00:00

Segunda parte

5

La cena está deliciosa. En la vida hay muchas cosas que Liv preferiría evitar, pero la comida no es una de ellas. Le encanta comer. No le pasa como a Martina, que después de cada comida se excusa con una sonrisa, va al cuarto de baño y se mete los dedos en la garganta. Al principio Liv intentó hablarlo con ella, pero con el tiempo ha terminado por aceptar que Martina es así.

Solo espera que algún día deje de hacerse daño.

Desde la cabecera de la mesa, con una servilleta en el cuello de la camisa, Max levanta la copa.

—Por vosotros, mis mejores amigos, y por los fantásticos años que nos esperan.

Los otros tres brindan también y siguen cenando en silencio.

Liv mira con el rabillo del ojo a Martina, que hurga con el tenedor la langosta, pincha un trozo diminuto de carne blanca y se lo lleva a la boca con la mirada vacía. Sabe que su amiga está pensando en lo que han visto por la ventana hace un momento. Lo sabe por el modo en que ha reaccionado. No parecía preocuparle tanto lo que estaba viendo como el hecho de que Liv también lo viera. Martina siempre está pendiente de lo que piensan los demás de ella y de su familia. Le importan mucho las apariencias. Por eso ha sido un duro golpe.

Pero Liv ya sabía que el padre de Martina tenía aventuras con otras mujeres.

Por las tardes, cuando está en el centro, Liv suele frecuentar un pequeño restaurante chino medio escondido, en la zona de Karlaplan. Va a beber, a dibujar en una libreta y, a veces, a leer novelas olvidadas, todas ellas escritas por mujeres jóvenes y llenas de ira.

Una de aquellas tardes, sentada en su puesto habitual, una mesa cercana a la barra que le permite controlar todo el local, vio entrar a Karl en compañía de una chica no mucho mayor que ella. Los vio beber y reír juntos. Cuando el camarero les preguntó si querían cenar, lo rechazaron con malos modos. Al cabo de una hora, más o menos, se marcharon y desaparecieron en la oscuridad de noviembre, abrazados y felices.

Hace un momento, cuando han visto por la ventana que Karl besaba a la madre de Anton, Liv ha sido la única en hacer algún comentario.

—¡Qué asco! —ha dicho simplemente.

Por un instante ha parecido como si Martina fuera a protestar, pero no ha abierto la boca. Ni siquiera le ha pedido a Liv que no se lo cuente a nadie, aun sabiendo que no hay nadie más reservado que ella. No hay secreto demasiado grande para su cuerpo menudo.

Invadida por una furia repentina, Liv aprieta con tanta fuerza la copa que la rompe. Los demás levantan la vista de los platos, asombrados, y contemplan las gotas de sangre que caen de su mano al mantel blanco.

Solo ha sido un rasguño. Ni siquiera le ha dolido.

—¿Qué ha pasado? —pregunta Anton estupefacto.

Liv no responde. Max se quita la servilleta del cuello y corre a presionar con ella la herida de Liv mientras la obliga a ponerse de pie y la lleva al cuarto de baño.

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