Unos colmillos para Navidad by E. R. Dark

Unos colmillos para Navidad by E. R. Dark

autor:E. R. Dark [Dark, E. R.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Fantástico, Romántico, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 2015-12-01T00:00:00+00:00


* * *

Esa misma noche, Sorcha llamó a la puerta de la biblioteca, donde el Laird había vuelto a refugiarse, suavemente. Sabía de sobra que Dagen estaba ahí y no quería dejar pasar esa oportunidad.

—Fuera.

La voz del Laird sonaba cansada al otro lado de la puerta.

Sorcha entró y cerró tras su espalda.

—Mi Laird, me gustaría hablar con vos, es importante.

Dagen suspiró y se dejó caer contra el respaldo de la butaca en la que estaba sentado. Sorcha era todo lo contrario a Kara: tranquila, obediente, sumisa. Sabía contener sus palabras, nunca le contradecía o dejaba en evidencia delante de nadie. Era la perfecta compañera del Laird: bella e invisible.

—Dime, Sorcha. ¿En qué puedo ayudarte?

Ella se acercó a él y se colocó de rodillas a sus pies.

—Me preocupa veros en este estado, esa mujer es peligrosa, mi señor. He visto cómo se insinúa a los soldados y temo que cause enfrentamientos entre ellos —su voz suave la hacía parecer inocente e inofensiva.

Dagen la miró frunciendo el ceño.

—¿Hablas de las forasteras?

—Sí, de la pelirroja deslenguada. Tengo entendido que es una mujer de vida… alegre.

—¿Dónde has oído eso? —preguntó, apoyando los codos en las rodillas.

—Los soldados lo comentan —mintió—. Tengo entendido que hoy se vería con Nate en sus aposentos. Les he escuchado apostar quién sería el siguiente.

Dagen se puso en pie como empujado por un resorte. La idea de otro hombre tocándola en el pasado lo había enloquecido en la cueva, pero que en ese momento, estuviera con otro bajo su techo y después de yacer con él…

—Si lo que dices es cierto, saldrá de mi casa antes del amanecer.

—Lo es, los escuché hablar. —Sorcha se sentía eufórica, estaba siendo más fácil de lo que se esperaba. Dagen había caído de lleno en el juego.

El Laird salió de la biblioteca y se dirigió a la alcoba de Kara a grandes zancadas. Cuando abrió la puerta del dormitorio, la vio en la cama, vestida con un camisón seco, tapada hasta la cintura, y durmiendo plácidamente a un lado de la cama. Al otro, Nate descansaba vestido solo con sus calzas. Un gruñido de pura ira salió de su pecho, advirtiendo a ambos de su presencia en la habitación.

Nate se sobresaltó al ver a su Laird en el umbral de la puerta. Kara, al notar cómo se movía la cama, abrió los ojos desconcertada.

—¿Qué es esto? —Al advertir Kara a Nate en su cama, le golpeó con sus piernas hasta tirarlo al suelo.

Cuando la bruma del sueño se esfumó, pudo ver a Dagen y Nate con los ojos rojos y unos colmillos expuestos amenazantes. Kara retrocedió hasta quedar pegada al cabezal de la cama y gritó asustada. No podía ser cierto, pero lo estaba viendo con sus propios ojos, ellos eran… imposible, eso era imposible. Aunque algo había sospechado, no podía creer que lo estuviera viviendo en realidad. La de noches que había fantaseado con esa situación, lo había deseado en silencio. Quizás sí que tendría unos colmillos para Navidad. No obstante, en ese momento, al vivir ese instante, solo podía gritar y mirar con temor a los dos hombres.



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