Una corte de hielo y estrellas. Nueva presentación by Sarah J. Maas

autor:Sarah J. Maas
La lengua: spa
Format: epub
editor: Crossbooks
publicado: 2019-04-29T10:40:52+00:00

* * *

Nesta no abrió la puerta.

Llamé durante tal vez un par de minutos, frunciendo el ceño ante el sombrío vestíbulo de madera del ruinoso edificio que ella había elegido para vivir. Después envié una soga de magia a través del apartamento que estaba más allá.

Rhys había levantado guardas alrededor de toda la zona, y con nuestra magia, el vínculo de nuestras almas, no había resistencia al hilo de poder que desenrollé a través de la puerta y dentro del apartamento mismo.

Nada. Ningún signo de vida o... o nada peor más allá.

Ella no estaba en casa.

Yo tenía una idea bastante clara de dónde podía estar.

Flotando en la calle helada, hice girar los brazos para mantenerme erguida mientras mis botas patinaban en el hielo que recubría las piedras.

Recostado contra una columna de luz que doraba las garras sobre sus alas, Rhys se rio. Y no se movió ni un centímetro.

—Tarado —mascullé—. Casi todos los varones ayudarían a su pareja si esta estuviera a punto de romperse la crisma contra el hielo.

Empujó la columna de luz y se dirigió hacia mí, cada movimiento elegante y sin prisa. Incluso ahora, con gusto pasaría horas tan solo mirándolo.

—Tengo la sensación de que si hubiera entrado, me habrías cortado la cabeza por ser una dominante gallina clueca, como me has llamado.

Gruñí una respuesta que él prefirió no escuchar.

—¿No está en casa, entonces?

Volví a gruñir.

—Bien, eso deja exactamente unos diez lugares donde podría estar.

Hice una mueca de disgusto.

—¿Quieres que vaya a ver? —preguntó Rhys.

No físicamente, pero sí quería que usara su poder para encontrar a Nesta. No había querido que lo hiciera antes, ya que parecía una suerte de violación de la intimidad, pero dado el condenado frío que hacía...

—De acuerdo.

Rhys me envolvió con sus brazos, después con sus alas, abrigándome en su calor, mientras murmuraba con los labios pegados a mi pelo:

—Espera.

La oscuridad y el viento nos envolvieron, y sepulté mi rostro en su pecho, aspirando su perfume.

Después, risas y canciones, música estridente, el penetrante olor de la cerveza rancia, el mordisco del frío...

Gruñí mientras contemplaba adónde nos había llevado, dónde había detectado a mi hermana.

—Hay vinaterías en esta ciudad —dijo Rhys—. Hay salas de concierto. Hermosos restaurantes. Clubes de placer. Y, sin embargo, tu hermana...

Y, sin embargo, mi hermana conseguía encontrar las más sórdidas y miserables tabernas de Velaris. No había muchas. Pero ella era cliente de todas. Y esta —La Guarida del Lobo— era con mucho la peor.

—Espera aquí —dije por encima de los violines y tambores que brotaban de la taberna, mientras me liberaba de su abrazo. En la calle, unos pocos juerguistas borrachos nos vieron y se quedaron en silencio. Sintieron el poder de Rhys, tal vez también el mío, y buscaron otro sitio donde acabar la noche.

No tenía dudas de que lo mismo ocurriría en la taberna, y tampoco tenía dudas de que Nesta se enfadaría con nosotros por arruinarle la noche. Al menos podía deslizarme dentro sin ser advertida. Si íbamos los dos, sabía que mi hermana lo consideraría un ataque.

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