Un highlander para vacaciones by Janet Chapman

Un highlander para vacaciones by Janet Chapman

autor:Janet Chapman
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2011-10-24T22:00:00+00:00


Capítulo Once

Jessie abrió lentamente los ojos con un dolorido gemido, tratando de averiguar por qué tenía tanto frío, sólo para darse cuenta de que estaba tumbada sobre la nieve y Toby, en lugar de estar acurrucado sobre ella como habitualmente, lo podía sentir en la parte inferior de su abdomen, presionado contra su costado. Jessie giró lentamente la cabeza para verle inmóvil sobre ella, y se quedó perfectamente quieta cuando se dio cuenta de que los pelos de su cuello estaban erizados y tenía el morro hacia atrás justo lo suficiente para exponer los dientes, su adiestrada atención en un punto detrás de ella.

Puedes llamar a tu perro, señorita, porque yo no soy quien te atacó.

Jessie rodó sobre sí misma con un grito y retrocedió ante la vista de Roger sentado en un tocón a sólo unos metros. Toby se movió junto a ella, pero su mirada permaneció en el viejo ermitaño, hasta que Jessie se elevó contra un árbol y Toby se posicionó sobre sus piernas.

—Es una mascota terca la que tienes aquí, señorita. El grandulón no me permitió acercarme a ti, incluso aunque traté de asegurarle que sólo quería ayudar —Roger echó una mirada alrededor de los árboles. —No vi quién o qué te atacó, pero se había ido hace mucho cuando llegué aquí. Aunque supongo que fue un hombre, por las cosas que estabas murmurando. Excepto que ni siquiera te diste cuenta de que el bastardo se había ido, y sólo seguiste combatiéndole fieramente. —Asintió. —Ahora estás a salvo. ¿Quieres que vaya a por mi máquina y te lleve al Jefe Stone a denunciar este crimen?

¡Oh, Dios! ¿La había visto teniendo un flash back? Jessie se presionó las manos en el pecho en un vano intento de frenar su acelerado corazón.

—N…no hubo atacante, al menos no hoy. Estaba teniendo un... un flash back de cuando fui atacada antes.

—Entonces aún tenemos que ir a denunciarlo a Stone, en caso de que el bastardo regrese.

Jessie puso una inestable mano sobre Toby, cuando él se tensó ante su ligeramente histérica risa.

—No va a regresar porque disparé al bastardo.

El viejo ermitaño se enderezó sorprendido y arqueó una densa ceja.

—Bien, si está muerto, entonces ¿por qué aún luchas contra él?

Jessie resopló, se meneó sobre la nieve para apoyarse contra el árbol junto al que había corrido.

—Deja de actuar, Roger; ambos sabemos que no eres un viejo ermitaño solitario.

—En su mayor parte lo soy —Dijo él, con sus agudos ojos verdes arrugados por los bordes. —Bien, vale, podría no ser del todo solitario, pero soy un ermitaño.

—¿Exactamente quién eres, Roger AuClair de Keage? ¿O debería decir qué eres?

Él asintió hacia Toby.

—Di a tu mascota que descanse, muchacha, y a cambio prometo darte otra pista sobre quién y qué soy realmente.

Jessie animó a Toby cerca de ella, entonces envolvió el brazo alrededor de él cuando se apoyó en su costado y se arrimó a su mejilla con preocupación.

—Vale, empecemos con el quién y quiero más que una pista.

Roger cuadró los hombros y alisó la parte delantera de su camiseta.



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