Trenza del mar Esmeralda by Brandon Sanderson

Trenza del mar Esmeralda by Brandon Sanderson

autor:Brandon Sanderson [Brandon Sanderson]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788418037825
editor: Nova
publicado: 2023-01-10T06:00:00+00:00


LA AMANTE DEL TÉ

Trenza pasó los tres días siguientes tratando de urdir una manera de escapar. Al fin y al cabo, había hecho todo lo que podía esperarse de ella. Había protegido a la tripulación entera de un barco mercante. Había logrado marcar el rumbo del Canto del cuervo hacia una reconciliación que pondría a salvo a todos menos a ella. Sin duda su conciencia le permitiría huir.

El barco iba a hacer una parada en puerto para cargar agua antes de cruzar al mar Carmesí, y Trenza tenía que aprovechar para abandonarlo. Luego podría seguir adelante con su verdadera misión y dejar que el Canto se marchara sin ella.

Solo que…

Estaba sentada en su camarote, apoyada en el banco de trabajo y mirando las tazas que le había enviado Charlie en sus viajes. Él le había sido leal todo el tiempo, llegando al extremo de navegar hasta el mar de Medianoche porque se negó a tomar el camino fácil y casarse con alguna de las mujeres que su padre le proponía. Se había condenado por… por amor. Por ella.

¿De verdad podría huir? Hoid era la mejor pista que había encontrado para desentrañar la forma de llegar a la hechicera. Además, en aquel barco tenía una tripulación dispuesta a surcar el Carmesí. ¿Y de verdad iba a abandonar a sus amigos, sobre todo cuando estaban poniendo tanta fe en ella? Si se marchaba, ¿a quién entregaría al dragón la capitana? ¿Era posible que a Cuervo no le quedase más remedio que volver al mar Glauco y seguir saqueando y asesinando?

Preguntas como esa la lastraban. La preocupación tiene peso y es un recurso infinitamente renovable. Podría decirse que las preocupaciones son lo único a lo que se puede añadir masa solo con pensar en ellas.

El día en que el Canto del cuervo por fin llegó a puerto, Trenza estaba en cubierta dejando que el viento le enredara la melena. Pensando de nuevo en Charlie. ¡Cuantísimo lo echaba de menos! En los años que habían pasado juntos no se había dado cuenta de lo mucho que había llegado a depender de su presencia.

No es que Charlie hubiera hecho nada específico. En realidad, Charlie no era una persona de hacer cosas. Era una persona de ser cosas. Tomar decisiones era más fácil teniéndolo cerca, como si fuese un lubricante emocional que agilizaba la maquinaria del corazón cuando tenía que bregar con tareas difíciles.

De un tiempo a esa parte, empezaba a costarle visualizarlo. Recordaba a la perfección un retrato de él que tenían colgado sobre el hogar de la mansión. Pero ¿a él en persona? No era tan fácil, aunque Trenza lo amara. No es un suceso tan extraño. Un retrato es un objeto, fácil de definir y contener, mientras que una persona es un alma, y por tanto ninguna de las dos cosas.

La isla apareció por delante asomando del Glauco. Los Dougs dieron voces, emocionados por desembarcar. Hasta Hoid parecía andar con más brío cuando pasó por allí con… bueno…

De acuerdo, en ese momento llevaba puestos unos pantalones de vestir negros con calcetines atléticos de brillante color blanco.



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