Tejedores de sombras by Brandon Mull

Tejedores de sombras by Brandon Mull

autor:Brandon Mull
La lengua: spa
Format: mobi, epub
Tags: Juvenil, Infantil, Fantástico, Novela
editor: Xibalba's eBooks
publicado: 2017-01-01T08:00:00+00:00


Capítulo 20

Osario

Mientras se alejaban del salón de la Gloria, Cole se sintió mucho mejor de lo que se había sentido nunca en Econia. ¡No estaba solo! Cuatro aventureros experimentados iban a su lado, dispuestos a guiarle y protegerle. Sí, eran fantasmas, pero de momento también lo era él, así que no tenía motivo de queja.

Cole era con mucho el más bajito del grupo, seguido en altura por Winston, Ferrin, Drake y por último Harvan. Nadie más llevaba espada, pero Cole sospechaba que Harvan ya había derribado a más de uno con su pesado bastón, y le tranquilizaba saber que Winston era un hábil tejedor.

La excitante música del salón de la Gloria sonaba fuerte y clara. Cole se detuvo un momento para girarse y mirar al enorme edificio. Estaban dejando el refugio más seguro de toda Econia. Pensó en las lujosas salas y los patios llenos de héroes relajados. Harvan se situó a su lado.

—¿Sientes la atracción? —preguntó Harvan.

Cole notó la atracción especialmente en aquel momento, después de que Harvan lo mencionara. Cuanto más se alejaban de aquel cómodo oasis, más reticente se sentía Cole con respecto a la partida. Aunque sabía que tenían que encontrar a Destiny, le daba la impresión de que se perdían algo grande. La llamada de la música era intensa. ¿No podían volver y descansar un poquito más? ¿Qué prisa tenían? ¿Tanto cambiaría la cosa por unas pocas horas?

—Sí —dijo Cole.

—Da la impresión como si algo estuviera a punto de empezar —dijo Ferrin—. Algún acontecimiento excitante que no hemos experimentado nunca durante nuestra larga estancia. La sensación de que, si nos damos prisa, aún podríamos llegar a tiempo.

—Y cuando llegaras, te encontrarías con la misma gente paseando tranquilamente por las mismas salas —dijo Harvan—. Yo he salido y entrado muchas veces.

—Aun sabiendo el motivo por el que debemos marcharnos, la música resulta irresistible —observó Drake—. Las emociones pueden resultar más fuertes que la razón.

—La atracción es fuerte, sí —dijo Harvan—. Sirve para poder traer a gente de mundos diversos a Econia. He visto a muchos que salían del salón y que regresaban apenas unos minutos más tarde.

Ferrin se arrancó un brazo justo por encima del codo y lo usó para señalar hacia el salón de la Gloria.

—Quizá podría dejar un pedacito de mí.

Cole no pudo evitar reírse. Ferrin sonrió, mientras volvía a colocarse el brazo en su sitio.

—Venga —dijo Harvan, que se puso otra vez en marcha—. La llamada irá volviéndose más tenue a medida que nos alejemos.

—¿Quién acaba en Econia? —preguntó Cole—. ¿Todos los habitantes de las Afueras? ¿Todos los de la Tierra? ¿De cuántos mundos más?

—Por lo que yo sé, todos los habitantes de las Afueras pasan por aquí —dijo Harvan—. De los otros mundos, solo unos cuantos pasan por Econia, en muchos casos atraídos por algún elemento de referencia, como el salón de la Gloria o las catacumbas del Remordimiento.

—Esas catacumbas parecen de lo más divertido —dijo Ferrin con sarcasmo.

—Las he visitado —dijo Harvan—. El salón de la Gloria es más agradable, pero las catacumbas también tienen su objetivo.



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