Simplemente Blaine by Robbie Couch

Simplemente Blaine by Robbie Couch

autor:Robbie Couch [Couch, Robbie]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 2022-01-01T00:00:00+00:00


CAPÍTULO 18

Estoy dando vueltas por mi habitación, con un bloc de notas en una mano y un bolígrafo en la otra, pensando en todos los ataques políticos o personales que podría lanzarme Zach durante el debate. Ahora que le he cabreado al preguntarle por su cambio de jefa de campaña, no tengo la menor duda de que se va a presentar en el gimnasio con sed de sangre. Tengo que estar preparado.

Siento unos ojos clavados en mí desde los pies de mi cama. Es Fudge, que me mira con las orejas erguidas como si quisiera divisar hasta el último rincón de mi alma.

—¿Qué pasa? —le pregunto, y él comienza a menear la cola⁠—. ¿Tienes algún consejo que darme para el debate?

Le pongo el puño delante de la cara, ofreciéndole un micrófono imaginario.

Él ladra.

—¿Eso es un sí o un no? —le pregunto, y él se levanta encantado de que le haga caso⁠—. Vale, ya lo sé, ya lo sé —⁠accedo mientras recojo la correa⁠—. Venga, nos vamos de paseo.

Bajamos las escaleras y pasamos junto al salón, donde mi tía Starr, con un chándal rosa, trata de hacer abdominales como la youtuber de turno.

—¿Adónde vas? —pregunta sin aliento, por encima de su lista de reproducción para hacer deporte.

—A sacar a Fudge. Necesito despejarme, así que puede que tardemos en volver.

—¡Vale! En ese caso —dice, y hace una pausa para recobrar el aliento⁠—, ¿me puedes comprar algo en Stan’s Donuts?

El Stan’s Donuts de Wicker Park está bastante lejos de casa, en la parte más congestionada y pija de la ciudad. Pero a Fudge le vendría bien un buen rato de aire fresco, y a mí también.

—Claro, sin problema.

—¡Bien! Un Long John de arce, por favor. ¿Tienes dinero?

—Sí.

—Genial —responde—. Porque yo no.

—¡Ah! —ahogo un grito al recordar el trabajo en el museo Field.

—¿Qué pasa? —pregunta sobresaltada.

Me quedo callado.

¿Será este el mejor momento para contárselo? Si lo hago, seguro que mi tía me enreda en una conversación de una hora para preguntarme todos los detalles. Y lo que me hace falta en este momento es salir.

—Nada, nada —respondo, decidiendo que ya le daré la tarjeta cuando vuelva a casa⁠—. Me he acordado de que tenía deberes. ¡Hasta luego!

Me pongo los auriculares, selecciono algo de Lil Nas X y salgo a la calle, con Fudge al otro lado de la correa.

El cielo es de un azul brillante, sin una sola nube. Cada pocos pasos me sorprende un olor diferente, ya sea de un jardín en flor o de la parrilla de un restaurante. Trato de empaparme de esta maravilla primaveral de Chicago, esperando que me ayude a eliminar el estrés del debate inminente.

Y todo para recuperar a Joey…

Lo echo de menos. Lo echo de menos de verdad, sincera y profundamente. Sí, los dos somos distintos en mil cosas diferentes, y lo que me hizo en el Grey Kettle sigue siendo imperdonable; de eso no hay ninguna duda. Pero las mariposas que sentí en el pecho cuando lo vi en el baño… Y su forma de mirarme con una sonrisa y de decirme que había estado impresionante… Todo eso tiene que contar para algo.



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