Sendas de gloria by Jeffrey Archer

autor:Jeffrey Archer [Jeffrey Archer]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: F
editor: SAGA Egmont
publicado: 2020-09-20T00:00:00+00:00

33

Ruth respondió al teléfono y enseguida reconoció la voz al otro lado de la línea.

—Buenos días, director —dijo—. Sí, se marchó hace unos minutos… No, nunca va en coche a la escuela, siempre va caminando… Está a menos de ocho kilómetros y suele tardar unos cincuenta minutos. Adiós, director.

George alzó su viejo paraguas cuando notó que le caían unas gotas de lluvia en la frente. Intentó pensar en la lección de esa mañana con los de quinto, aunque no tenía nada nuevo que decirles sobre los isabelinos. Se preguntó cómo habría manejado Francis Drake el problema que llevaba fastidiándole en la última década.

Aún no había recibido noticias del comité del Everest tras las pruebas médicas de la semana anterior. Sin embargo, podría haber una carta esperándole cuando regresara a casa esa tarde. Hasta podría aparecer una mención sobre la selección del equipo en el Times; si así era, Andrew O’Sullivan se aseguraría de enseñárselo durante el descanso matutino. Pero tras el esfuerzo sobrehumano de Finch en el reconocimiento, George no se quejaría si el comité lo acababa eligiendo como líder de escalada. Se había reído con ganas cuando Young le contó palabra por palabra el intercambio entre Finch y Hinks que había tenido lugar en la reunión del comité. Ojalá lo hubiese visto con sus propios ojos.

Aunque no coincidía con Finch sobre el uso del oxígeno en altitudes elevadas, aceptaba que si tenían la oportunidad de aprovecharse de ese método, tendrían que hacerlo de un modo más profesional que en el pasado y aprender de los errores que se cometieron durante la debacle del Polo Sur.

Sus pensamientos se centraron en Ruth y en cuánto le había apoyado. El último año había sido idílico. Tenían la bendición de dos maravillosas hijas y de una vida que sería la envidia de muchos hombres. ¿De verdad quería viajar al otro lado del mundo y ver cómo sus hijas crecían a través de cartas y fotografías? Pero fue Ruth quien había sintetizado su dilema más íntimo de un modo cruel al preguntarle cómo se sentiría si Andrew le señalara una fotografía en el Times de George Finch en la cima del mundo cuando él acababa de salir de dar clase a los de quinto.

George comprobó la hora al pasar junto a un cartel que indicaba que aún le quedaban cinco kilómetros de caminata y sonrió. Iba un par de minutos adelantado, para variar. No le gustaba llegar tarde a la asamblea matutina y Ruth hacía todo lo que podía para asegurarse de que salía de casa cada mañana con bastante antelación. El director siempre entraba en el salón principal cuando el reloj marcaba las nueve y si George llegaba aunque fueran treinta segundos tarde, tenía que colarse por atrás durante los rezos, mientras los demás tenían la cabeza gacha. El problema residía en que la cabeza del director nunca estaba bajada, ni tampoco las de sus alumnos de quinto, en realidad.

Al llegar a School Lane, se sorprendió al ver la poca cantidad de chavales y profesores que había.

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