Sangre escocesa by Nessa McDubh

Sangre escocesa by Nessa McDubh

autor:Nessa McDubh [McDubh, Nessa]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2021-12-12T00:00:00+00:00


* * *

En una pequeña capilla a la afueras de la ciudad, fue el lugar elegido para celebrar la repentina boda. En el altar, observado de forma divertida por sus amigos, un nervioso Harald caminaba de lado a lado sintiendo todo su cuerpo vibrar de emoción por poder tener pronto a esa muchacha de ojos marrones que tanto lo había vuelto loco desde el primer instante en el que posó su mirada sobre ella.

—O te relajas un poco, amigo, o acabaremos celebrando tu funeral, en vez de tu boda —bromeó Ian provocando las risas de Knut y los gemelos.

—Tú mejor que nadie deberías mantener tus burlas calladas, skozkrbloðs —gruño Harald sintiendo el sudor en sus manos—. ¿Se puede saber qué demonios hacen ahí dentro tanto tiempo? —preguntó mirando hacia la sacristía.

—Una novia debe poder tener su momento de intimidad para poder ataviarse con las prendas más bonitas elegidas por ella y así deslumbrar a su futuro esposo, quien la espera con suma paciencia ante los ojos de Dios —respondió el sacerdote con calma, pero poniendo especial énfasis en esas últimas palabras. Tan solo obtuvo un bufido del novio en respuesta a su exposición y las consiguientes carcajadas por parte de los testigos allí presentes para dar fe de sus votos.

En el interior de la pequeña estancia sacerdotal, las mujeres hacían los últimos retoques a una novia inmersa en lágrimas de felicidad y temblorosa mientras sujetaba con fuerza el pequeño ramo de flores blancas y azules escogido aquella misma tarde para la ocasión. Anya y Aliena se encargaron del recogido, no tan bien como lo hubiese hecho la propia Deirdre.

Por suerte para ella, les había dado tiempo a darse un baño en sus hospedajes. Sigrid llevaba su indumentaria vikinga, ya que se había negado rotundamente a ponerse un vestido. Aliena, en cambio, había logrado sacarle la mayor parte de las manchas de barro y sangre a su vestido. Era el mismo que le había regalado la valkiria en Lerwick y, ya que no pudo comprarse uno nuevo para ella, decidió llevarlo como dama de honor de la novia. Tan solo se peinaría su larga melena rojiza y se la trenzaría hacia un lado.

—¿No pretenderás ir con esa insulsa trenza? —inquirió Sigrid observando su manejo con los mechones gruesos entre sus dedos.

—¿Acaso no te gusta mi destreza? —respondió Aliena a modo de burla.

—Deberías llevar algo más elegante. Trae, déjame a mí. —Para sorpresa de todas, Sigrid liberó los mechones ya trenzados y comenzó a peinar su melena.

—Cuento con que vosotras vigiléis para que no me corte mi pelo, chicas —bromeó mirando a Anya y a Deirdre.

—Disfruta del momento, princesa. Jamás cortaría una cabellera tan bonita y bien cuidada —respondió la valkiria con el mismo tono burlón con el que Aliena se había burlado. Cuando Sigrid hubo terminado, Deirdre miraba a la que una vez fue su señora pasmada al ver el peinado tan bonito que le acababan de hacer.

—Es precioso, Aliena —dijo Anya antes que nadie. Sigrid había tomado un par de



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