Sanando un corazón by Catherine Brook

autor:Catherine Brook [Brook, Catherine]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-07-28T00:00:00+00:00

Capítulo 11

—He encontrado a alguien que nos podría ayudar —le comentó él esa misma noche.

Caroline dejó los cubiertos sobre la mesa para mirarlo con emoción. No había esperado que el plan se pusiera en marcha tan rápido, y eso la emocionaba.

—¿Quién es?

—Una joven del pueblo. Al parecer, era muy amiga de una de las doncellas que Crawley despidió, y no le convence la excusa de que la joven consiguió un trabajo mejor en otro lado. Le comenté que creemos que quizá algo terrible sucediera esa noche, y le pregunté si estaría dispuesta a ayudarnos a descubrirlo, advirtiéndole, por supuesto, que podría ser peligroso.

—¿Y aceptó?

Él asintió.

—Tenemos la ventaja de que, más que por dinero, lo hace por interés propio. Eso reduce las posibilidades de que nos traicione.

—¿Crees que Crawley llegará a sospechar que tenemos un infiltrado?

—Según escuché, está buscando dos doncellas y un lacayo. Si llega a sospechar que hay un espía, las probabilidades se dividirían en tres. Por eso haremos lo posible para no mantener el contacto directo con ella. Los mensajes se enviarán de forma oral a través de un intermediario, que, en este caso, será la madre de la antigua doncella. Cuando tenga algo importante que decirme, se sentará a mi lado en el servicio del domingo y me lo comentará.

Caroline asintió, aprobando la idea. Se sintió tan entusiasmada que quiso abrazarlo, pero se contuvo por miedo a su reacción.

—Muchas gracias, Ben —le dijo con sinceridad.

Él se limitó a asentir y seguir comiendo.

Esa noche tampoco la visitó.

Caroline no pudo evitar preguntarse, otra vez, si su distanciamiento se debía a que le estaba dando tiempo o simplemente no le parecía atractiva. O, quizás, el rechazo del día anterior lo hubiera ofendido.

¿Debería ir a buscarlo?

Descartó la idea de inmediato. Una esposa no hacía eso, y no quería parecer ansiosa. Además, su turbación no tenía que ver con que estuviera impaciente por consumar su matrimonio, pues no era así, sino a que si él no se sentía atraída por ella, las probabilidades de que la unión funcionara serían muy pocas.

Y Caroline quería que funcionara.

Por él y por ella.

Se acostó y logró conciliar el sueño después de dar varias vueltas en la cama.

A lo mejor, al día siguiente, sí obtuviera una respuesta.

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