Robadas by Angela Marsons

Robadas by Angela Marsons

autor:Angela Marsons [Marsons, Angela]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2021-11-11T00:00:00+00:00


Capítulo 39

—Espero que hayáis sacado algo bueno de eso —dijo Kim cuando ella y Bryant entraron en la sala del escuadrón—, porque parece que ha sido nuestra última charla íntima.

Entregado de nuevo a Jack, el sargento de custodia, Steven Harte podría hacer las llamadas necesarias.

Kim se preguntó si el hombre estaba tratando de alargar el tiempo. Eran casi las siete y la representante legal no acudiría hasta la mañana siguiente, de modo que Harte estaría más allá de los límites por unas doce o catorce horas de las veinticuatro iniciales que les habían dado para retenerlo.

Por mucho control que ella creyera tener, él seguía mandando.

Alison señaló la pantalla con la cabeza.

—Me alegra ver que has seguido mi consejo.

—Mantén la calma y sé racional mientras entrevistas al loco —espetó Kim.

—Me refería al té —dijo Alison con sencillez—. Yo le habría dado una patada en los cojones a los dos minutos, pero, oye, por eso trabajo en lo que trabajo.

Kim soltó una sonora carcajada. Se preguntó si Alison era una de esas personas imposibles de ofender, pero supuso que la criminóloga la conocía lo suficiente como para aceptar que no había malicia en su tono. Solo frustración.

Siguió hablando con Alison.

—¿Tienes algo para mí?

—Algunas cosas, creo, pero me gustaría repasar la grabación unas cuantas veces antes de informarte.

Kim asintió con la cabeza. De todos modos, no volvería a enfrentarse a él hasta mañana.

—¿Stace?

—He descartado a más niñas, jefa, pero sigo con un número de dos dígitos.

—¿Penn?

—He empezado a reducir los proyectos.

Kim echó un vistazo a su equipo.

—¿Alguien ha conseguido algo que pueda ayudarnos a encontrar a Grace Lennard antes de aprovechar unas muy necesarias horas de sueño?

El equipo parecía agotado. Habían concentrado todo su esfuerzo en vigilar a Harte la noche anterior, y Stacey ni siquiera había pasado la noche en casa. Kim sabía que Devon, la esposa de Stacey, lo entendería bien, ya que ella misma tenía un trabajo de mucha presión.

Recibió como respuesta una colección de noes llenos de abatimiento. De haber vislumbrado la menor oportunidad, ninguno se habría marchado, por muy mal que se sintiera.

Para demostrarlo, los esfuerzos del equipo por recoger sus pertenencias fueron lentos, como si, de pronto, Kim fuera a cambiar de opinión.

—En serio, chicos, id a descansar. Reunión informativa a las siete.

—Vale. El que me quiera más que me lleve a casa —les dijo Stacey a Penn y Alison—. Tengo una cita íntima con un pollo al curry y una jirafa peluda.

Alison enarcó una ceja antes de contestar.

—Esta noche no, colega. Me quedaré aquí un rato. —Tenía permiso para revisar las imágenes, pero no para llevárselas.

—Yo iré hacia el otro lado, Stace. Debo recoger a Jasper de casa de Billy. Es noche de estrechar lazos entre hermanos, lo que consiste en comprar comida en un McDonald’s y luego verlo pelear con sus colegas en la Xbox.

Kim miró a Bryant.

—Bueno, aunque yo ni siquiera estuviera entre tus preferencias, será un placer llevarte.

—Ay, Bryant, eres mi caballero de brillante Astra —dijo Stacey de camino a la puerta.

Él se puso de pie.



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