Retrato de familia by Barbara Delinsky

autor:Barbara Delinsky [Delinsky, Barbara]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2007-01-01T00:00:00+00:00

Dana volvió a leer la frase. Con el corazón acelerado, pasó la nota para mirar el sobre al que estaba sujeta con un clip. El nombre del remitente estaba allí, y la dirección.

Dana había descubierto dos secretos. El primero era el nombre y la dirección de una mujer que conoció a su madre en la crucial época en que se quedó embarazada en Madison y, aunque la dirección era muy vieja, al menos tenía algo por donde empezar.

El segundo era más inquietante. «Él ya se habrá ido, así que serás libre». Aquello hacía pensar que el padre de Dana no fue una aventura de una noche como Elizabeth había hecho creer a todo el mundo. Y aquella parte del «serás libre» no le acababa de gustar. Implicaba que había algo malo en aquel hombre, que podía ser demasiado posesivo. Y, puesto que Dana ya lo había comprobado en la red y sabía que en aquella época no hubo ningún Jack Jones en la universidad donde estudió su madre, lo más probable es que no fuera estudiante. Tal vez la amiga de su madre supiera algo más.

Ali se fue, pero por el momento Dana no hizo nada. Hugh quería que encontrara a su padre lo antes posible, pero aquello despertaba sentimientos contradictorios en ella. Y además, Dorothy estaba a punto de llegar.

Dana se estaba metiendo el sobre en el bolsillo de los tejanos cuando oyó el timbre de la puerta. La siguiente hora transcurrió agradablemente. Y no tenía que haberle sorprendido. En general, siempre había disfrutado de la compañía de su suegra. Lo que sí le sorprendió, teniendo en cuenta lo sucedido en el hospital la semana antes, fue que Dorothy se mostrara tan encantada con la pequeña. No hubo distanciamiento, no tocó a Lizzie como si fuera la hija de un extraño, no escatimó ese afecto que Dana le había visto desplegar con los hijos de Robert. Y su regalo —dos anoraks pintados a mano a juego, uno para Lizzie y otro para ella— era de una gran sensibilidad.

Dorothy insistió en tener a la niña en brazos todo el rato, salvo cuando tenía que mamar. Cuando estaba a punto de irse y le pasó el bebé a Dana, sin dejar de tocarle la cabecita, como si no quisiera cortar aquel contacto, por fin mencionó lo sucedido en el hospital.

—Quería que supieras —dijo— que siento mucho lo que pasó en el hospital. Te integras en un determinado círculo social y empiezas a comportarte de una determinada manera, sin pensar, solo porque a tu alrededor todo el mundo hace lo mismo. Pero yo no soy así, no me educaron para ser una esnob. Lo malo es que, cuando llevas tanto tiempo siendo una Clarke, hay ciertas expectativas… —Dejó la frase sin acabar.

¿Qué podía decir? ¿Qué no pasaba nada? ¿Qué el hecho de que fuera una Clarke justificaba su comportamiento abominable?

Se sentía tan mal por aquello que lo más que pudo hacer fue preguntar:

—¿Tú también dudas de que Hugh sea el padre?

—Por supuesto que no —dijo Dorothy en tono de chanza sin dejar de acariciar al bebé—.

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