Reforma Protestante y Tradición Intelectual Cristiana by Manfred Svensson

autor:Manfred Svensson
La lengua: spa
Format: epub
editor: Editorial CLIE

4.2. Los credos antiguos y el lenguaje filosófico

Los credos y confesiones de fe son documentos ideales para plantearnos dos tipos de cuestiones: la pregunta por la continuidad y el desarrollo doctrinal, y la pregunta por el uso de lenguaje filosófico en textos eclesiásticos. Las dos cuestiones pueden ser vinculadas entre sí de modo privilegiado a propósito de los énfasis de la Reforma: ¿no implica el sola scriptura un rechazo tanto del desarrollo doctrinal como del lenguaje ajeno a la Biblia? Algunos reformadores citaban con aprobación las palabras con que Tertuliano prohibía toda innovación doctrinal: recto es lo primero, adulterino lo posterior. 141 Pero el mismo Tertuliano –quien entre otros términos es responsable de haber acuñado el latín Trinitas – bien puede ser citado también como ejemplo de desarrollo legítimo. Que la preocupación por la retención fiel del depósito de la fe pudiese ir de la mano de la aceptación de algún tipo de desarrollo doctrinal no resulta en realidad en modo alguno algo inaudito. Es la necesidad de disputar con los herejes, escribía Tomás de Aquino, que lleva a la introducción de novedades como el término 'persona'; pero se trata de novedades concordantes con 'la antigua fe respecto de Dios'. Si tal novedad no pudiese aceptarse, escribe, ya la traducción de las Escrituras tendría que resultar una empresa sospechosa. 142 No será necesario notar el peso que un argumento como ése podría tener para los reformadores.

Las preguntas que nos plantea la Reforma son, pues, preguntas que bien pueden ser planteadas a propósito de las más tempranas etapas del desarrollo teológico cristiano. En el siglo V, Vicente de Lerín, con su llamado a retener la fe confesada 'en todas partes, siempre, y por todos', era igualmente sensible a las dos caras de este problema. 143 En su célebre Commonitorium, el llamado a dicha preservación va, en efecto, de la mano del reconocimiento de que no todas las adiciones o mutaciones son del mismo tipo. El rechazo a todo tipo de progreso en la religión lo describe, de hecho, como algo propio del odio a Dios, y en ese sentido parece tan vigorosamente rechazado como el abandono del depósito de fe. En concreto, distingue entre una mutación ( permutatio ) y un desarrollo ( profectus ). La distinción consistiría en que, 'en el desarrollo, cada cosa va creciendo conforme a sí misma, mientras que en la mutación se vuelve algo distinto'; 144 en el desarrollo, en otras palabras, 'lo que se encuentra en el adulto ya ha sido puesto ahí por el Creador en el niño'. 145 Este modo 'embrional' de concebir el desarrollo es, en efecto, él mismo la versión embrionaria de la posterior historia de reflexión cristiana sobre el desarrollo doctrinal.

Dentro de esos desarrollos aprobados por Vicente, se encuentra la adopción de términos no contenidos en las Escrituras (él mismo está escribiendo poco después del Concilio de Éfeso). Pero los decretos de los siete concilios ecuménicos de Nicea I a Nicea II hacen todos gala de una prohibición de innovación:

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