Recuerdos de una amistad by Julia García Suastegui

autor:Julia García Suastegui
La lengua: eng
Format: epub
editor: Pangrama, Nuevas Voces
publicado: 2018-08-08T00:00:00+00:00

Mónica me miró sorprendida cuando le compartí los planes. Parecía muy feliz.

Le seguí contando todo lo que había sucedido y ella me escuchaba con atención.

Mi corazón latía tan fuerte que parecía que iba a explotar.

Capítulo IX

No regresé a la preparatoria, porque había decidido perseguir mi sueño. Me pasaba las mañanas en el estudio y en las tardes con un coreógrafo. Me habían puesto a practicar para el concierto.

No había hablado con Mónica, pero como no había llamado nadie supuse que estaba bien. Sabía que ya no estaba en silla de ruedas, pero nada más. Realmente, en ese momento, sentía que saber de ella era una cosa irrelevante. Se me habían subido las malditas ambiciones a la cabeza y lo único que reflexionaba era lo que iba a hacer después en mi recién iniciada carrera artística.

Así empezó todo lo que se convertiría en caos en algunas semanas.

Era tarde. Regresé a mi casa del lugar de ensayo, y me encontré con Mónica sentada afuera de la misma.

–¡Mónica! ¿Qué haces aquí? –exclamé con felicidad. Mónica me miró triste y desfallecida; emociones que no noté al instante.

–Claire… necesito hablar contigo –murmuró ella.

Aventé mis cosas en el sillón, recién entrando a casa.

–¡Claro! Pero tengo que contarte algo yo primero –respondí.

Le conté todo lo que había hecho en el mes sin verla. La abordé con preguntas a las que sólo yo sabía la respuesta, pues había estado sola o sin ella en el momento que había sucedido y al parecer el único tema de conversación que yo tenía era precisamente: yo, yo, yo.

–Acabo de recordar que tengo algo que hacer así que… tengo que irme.

Me encogí de hombros y la acompañé a la puerta. Ella se fue y cuando ya no la veía en la calle, volví a adentrarme a mi hogar sin tomarle importancia a su repentina ida.

En eso me percaté que había un papelito, doblado, tirado en el suelo.

Fruncí el ceño, confundida, y lo abrí.

Era una carta que decía:

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