Presa del Dragón by Annett Fürst
autor:Annett Fürst [Fürst, Annett]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Fantástico
editor: ePubLibre
publicado: 2021-11-25T00:00:00+00:00
CapÃtulo 9
Desde su aparición en la sala del trono, Jasmine apenas habÃa salido de su habitación. Se deslizaba sigilosamente de esquina a esquina para no encontrarse con nadie que pudiera hablarle o incluso pedirle consejos. Sin embargo, por dentro era muy consciente de cómo se habÃa comportado. No se diferenciaba en lo más mÃnimo de lo que hacÃa en la Tierra, no llamar la atención, sonreÃr siempre y complacer a todos sin excepción.
Sin embargo, como una garrapata persistente, una idea se habÃa adherido a ella y la mantenÃa ocupada dÃa y noche. Su vida habÃa dado un vuelco con Hakon. Prácticamente de la noche a la mañana, habÃa tenido que dejar atrás su antigua vida o, siendo completamente sincera, se le habÃa permitido hacerlo. Este nuevo planeta le ofrecÃa la oportunidad de redefinirse, pero ella no la ha aprovechado. No fue porque todo el mundo la llamara reina. Sino más bien, sintió que finalmente podÃa contribuir y marcar la diferencia. Desde su secuestro, se habÃa sentido como un simple peón en el gran juego del destino, como si alguien estuviera siempre barajando las cartas. El momento era más que propicio para que saliera del caparazón en el que se habÃa escondido durante años para protegerse de las confrontaciones desagradables. Pero si seguÃa caminando temerosa por los pasillos sobre suelas silenciosas, al final solo serÃa percibida como eso, un fantasma insignificante.
En los ojos de Hakon también habÃa reconocido un fuego que parecÃa arder solo por ella. Cuando la habÃa tocado, todos sus sentidos femeninos sintieron que él no estaba impulsado únicamente por el deseo de satisfacer su lujuria sexual. Le gustaba disfrazarlo de la necesidad de engendrar un sucesor. Ella, mientras tanto, tenÃa la vaga sensación de que él buscaba mucho más. Puede que fuera un poderoso guerrero y un gran rey, pero también estaba muy solo. Nadie podrÃa juzgarlo mejor que ella. No importaba de cuántas personas se rodeara uno o con cuánto trabajo llenara sus dÃas, sin la pareja adecuada a tu lado, seguirÃa siendo una cáscara vacÃa, aunque funcional.
Ella no lo negó, él ejercÃa una irresistible fascinación sobre ella. Ella le darÃa con gusto un hijo si él se abriera un poco más a la idea de que ella era indiferente al rey pero podÃa ser una compañera amorosa para el hombre. La única cuestión era cómo iba a conseguirlo. Hakon era un hombre obstinado que nunca parecÃa desviarse de su idea preconcebida.
Un suspiro se le escapó de la garganta, pues las perspectivas de éxito de este ideal eran bastante escasas. No tenÃa ni idea de cómo coquetear, ni tenÃa la delicadeza de una de esas damas sureñas sobre las que habÃa leÃdo en sus novelas románticas. Solo ahora se le ocurrió que su relación con Frank no habÃa surgido por su propio esfuerzo. Ãl le habÃa hecho creer en el amor y en los objetivos comunes, y ella se habÃa limitado a ir tras él como un cachorro al que se le ofrece una golosina. En retrospectiva,
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