Pitt 15 - El cadaver de Traitors Gate by Anne Perry

Pitt 15 - El cadaver de Traitors Gate by Anne Perry

autor:Anne Perry
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 1994-12-31T16:00:00+00:00


Capítulo 8

Pitt fue despertando poco a poco, a medida que los golpes que resonaban en su cabeza se hacían más persistentes y le devolvían al límite de la conciencia. Abrió los ojos. Por las cortinas se colaba una franja de la primera luz diurna. Charlotte estaba dormida acurrucada a su lado, cálida y con el pelo recogido en trenzas sueltas que empezaban a deshacérsele.

Los golpes no cesaban. Del exterior no llegaba ruido alguno, no pasaban calesas, ni carros, no se oía ruido de pasos ni de voces.

Pitt se dio la vuelta y miró el reloj junto a la cama. Eran las cinco menos diez.

Los golpes se hacían más insistentes. Procedían del piso de abajo, de la puerta principal.

Hizo un esfuerzo por incorporarse y se pasó los dedos por el cabello, se puso la chaqueta por encima del camisón de dormir y fue descalzo hasta la ventana. Charlotte se agitó en la cama sin llegar a despertarse del todo. Él levantó el marco corredizo de la ventana y se asomó a la calle.

Los golpes cesaron y una figura robusta retrocedió unos pasos de la puerta y miró hacia arriba. Era Tellman. Su cara aparecía muy blanca a la luz primeriza de la mañana, sin su habitual bombín. Tenía el cabello enmarañado y un aspecto alterado.

Pitt le indicó que bajaba enseguida y, tras cerrar la ventana, caminó haciendo el menor ruido posible hacia la puerta del descansillo y bajó la escalera hasta el vestíbulo. Descorrió el cerrojo y abrió la puerta.

De cerca Tellman ofrecía aún peor aspecto. Tenía el rostro macilento y la escasa carne que lo recubría estaba como hundida entre los huesos. No esperó a que Pitt le preguntara.

—Ha sucedido algo terrible —dijo nada más verle—. Será mejor que venga y lo vea usted mismo. Aún no se lo he dicho a nadie, pero el señor Farnsworth se va a alterar de verdad cuando se entere.

—Entre —le ordenó Pitt dejándole pasar—. ¿De qué se trata? —En su mente se dispararon todo tipo de temores. Supuso que se habría producido alguna terrible noticia procedente de la embajada alemana. Aunque, ¿cómo habría llegado a oídos de Tellman? ¿Algún prófugo que había sustraído documentos?— ¿De qué se trata? —insistió con apremio.

Tellman permanecía en el escalón de la entrada. Estaba tan pálido que parecía que fuera a desmayarse, lo cual por sí solo bastaba para alarmar a Pitt. Él creía a Tellman hecho a todo.

—La señora Chancellor —dijo Tellman, que tosió lastimosamente y tragó saliva—. Acabamos de hallar su cadáver, señor.

Pitt se quedó estupefacto. Se le hizo un nudo en la garganta y apenas pudo musitar:

—¿Su cadáver?

—Sí, señor. Arrojado a la orilla del río, a la altura de la Torre. —Miraba a Pitt con ojos vacíos.

—¿Suicidio? —pronunció Pitt con lentitud, incapaz de creer en tal posibilidad.

—No. —Tellman permanecía inmóvil, salvo por un ligero temblor a pesar de que la mañana era templada—. Asesinato. La han estrangulado y luego la han arrojado al agua. Ha tenido que suceder esta misma noche, a juzgar por su aspecto.



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