Otra forma de mirar by Miguel Dorado

autor:Miguel Dorado [Dorado, Miguel]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Difundia ediciones
publicado: 0101-01-01T00:00:00+00:00

MIS CRUCES

Seguía con mi obsesión y me centré en la cruz en la que murió Jesucristo. Empecé a imaginarme esa cruz, una vez, y otra, y otra. Me la imaginaba y no podía parar de pensar en ella. La adopté para mantener los pensamientos diabólicos a raya.

Me pongo a imaginarme la cruz en la que crucificaron a Jesús, pensaba: por qué escogí la cruz, hay muchos símbolos religiosos y muchas religiones en el mundo. Para mí el cristianismo es una religión más como cualquier otra. Cualquier otro símbolo puede ser igual de valido. Pues adopté la cruz, porque sencillamente, es la religión que tienen los que me rodean.

Me pongo a imaginar la cruz de Cristo, todo el rato esa cruz, y sigo pensando en ella.

Al final la cruz empezó a cambiar de aspecto. Muchas veces la salían otras formas o lados desiguales o duplicados. Empezaron a formar figuras que no tenían nada que ver con la cruz. Son figuras que no dicen nada, pero que para mí son la cruz de Cristo.

Es estar todo el rato pensando en eso. En la cruz y en la cruz. Esa cruz estaba en mi imaginación y me pesaba como si fuera real. La estoy imaginando a todas horas todos los días. Siempre voy con ella a todas partes. Me acompaña cuando hago cualquier cosa. Es un agobio insoportable.

En ocasiones se me pone de una manera, que solo puedo pensar en ella. Están pasando cosas a mí alrededor y no las presto atención. Solo pienso en la cruz, solo quiero pensar en ella. Yo quiero pensar en cosas divertidas y que me gusten, pero todo mi empeño va a la cruz. Es continuo, unas veces más otras veces menos, pero es constante. La estoy imaginando casi siempre, haga lo que haga.

Mis padres, María, Sandra y Mayra saben de esto. Es que no puedo hacer nada cuando estoy con la cruz. Me bloquea absolutamente. Solo quiero estar inmóvil, parado, solo con mi cruz. Yo no quiero eso. Yo quiero divertirme y hacer cosas agradables. Pero la cruz no me lo permite. Y ella no es ninguna diversión.

Algún momento bueno tengo, pero pocos. Hay veces que aun teniendo la cruz, puedo mantener una conversación con alguien. Puedo pensar en mis cosas, en las ideas que tengo, pero acompañadas de la cruz. Yo quiero y deseo pensar en las cosas que me gustan, y no en esta cruz que no me gusta nada.

Esta cruz ha tomado toda clase de formas caprichosas. Son figuras que si las dibujo, nadie diría que es una cruz. Son cualquier cosa excepto una cruz. A veces digo que muta, cuando cambia de forma. En ocasiones tengo parte de una a la que le sale parte de otra. Muchas veces están fabricadas con ladrillos de Lego. Son figuras que a ningún niño se le ocurriría construir. Incluso deduzco cómo fabricarlas, unas formas que no tienen ningún sentido.

Llevo muchos años tomando medicación por estas cruces.

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